Existe una brecha en desarrollo de niños de estratos 1,2 y 3, dice estudio del BID

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo encontró que existe una brecha entre el desarrollo a nivel cognitivo, del lenguaje, de motricidad y socioemocional que tiene un niño de estrato 1 en comparación con otro de estrato 2 y otro de estrato 3 en Bogotá.
A este resultado llegaron investigadores del BID después de medir, a través de la prueba psicométrica Bayley, cuál es el nivel de desarrollo de los niños menores de cinco años en Bogotá y cuáles son las diferencias dependiendo de su estrato socioeconómico.
La economista junior del BID, Mónica Rubio, explicó que además se encontró que los niños de menor estrato empiezan a presentar un rezago en su desarrollo desde temprana edad, incluso desde los nueve meses, por eso, ingresan en condiciones de desigualdad al colegio.
Según Rubio, este tipo de problemáticas deben corregirse desde la primera infancia, a través de políticas como la estimulación temprana, teniendo en cuenta que a medida que pasa el tiempo estas brechas de desigualdad en lugar de reducirse tienden a incrementarse. 
El proyecto costó 250 mil de dólares, por lo que hacerlo en todo el país implicaría una inversión cuantiosa, sumado a los problemas de logística que se podrían presentar ante la dispersión geográfica de la población.
Los resultados de este estudio fueron publicados en el foro que organizó el BID: “Hacia una agenda de evaluación de la primera infancia en Colombia”, donde además se presentaron los resultados de otra investigación donde se demostró que la estimulación temprana influye de forma radical en el proceso de desarrollo de los niños hacia futuro.
Este estudio se realizó con base a las investigaciones que hizo la doctora Sally Mcgregory en Jamaica, donde analizó lo pasaba con cuatro grupos de niños separados: el primer equipo recibió una intervención en estimulación temprana; el segundo, una nutricional; el tercero, los dos procesos; y el cuarto ninguno, para comparar los resultados. 
Lo interesante del estudio es que se hizo con niños menores de cinco años y madres del programa Familias en Acción en 96 municipios semirurales del país, donde las mismas mamás se convirtieron en facilitadoras y aprendieron a diseñar los currículum de estimulación temprana desde una visión colombiana, con objetos y materiales reutilizables. 
El estudio que empezó en mayo del 2009 y finalizó en los últimos meses del 2011, aún está en proceso de análisis. Sin embargo, Rubio asegura que se encontraron diferencias significativas entre los niños que recibieron una intervención de estimulación temprana y los que no.
Según la economista del BID, está claramente demostrado que la estimulación temprana ayuda a disminuir los índices de deserción escolar y a que los niños a futuro desarrollen sus habilidades. Esto sumado al retorno de la inversión que tiene invertir en primera infancia, “hay estudios que ponen retornos de 17 dólares por cada dólar invertido en desarrollo infantil temprano, eso ni en la bolsa de valores”.