Colombia


Grupos narcoparamilitares se extienden como plaga en Colombia

AFP

16 de marzo de 2011 02:53 PM

La amenaza de grupos conformados por antiguos paramilitares al servicio del narcotráfico se extiende como una plaga por Colombia y llega a territorios como la Amazonia y el Caribe, denunció este miércoles la privada ONG Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). 
“Están en todos los puntos cardinales, en el Caribe, en el Amazonas y en las fronteras con Panamá (noroeste) y con Ecuador (sur). Y en todas las áreas donde hay disputas por tierras, cultivos ilícitos y minas. Es una plaga que se está expandiendo”, dijo a la AFP Camilo González, director de Indepaz. 
González hizo la advertencia al comentar un informe de la ONG divulgado este miércoles, en el que se denuncia que la amenaza de los grupos 'narcoparas' ha aumentado en los últimos años en Colombia, y llegó en 2010 a 360 municipios (de un total de 1.100) de los 32 departamentos del país. 
“Eso nos da una idea de cómo se ha ampliado la movilidad y las zonas de influencia. Han aumentado su presencia en un 40%, o sea que hay 100 municipios más (que en 2008) por donde transitan y cometen actividades ilícitas de distinto tipo”, anotó. 
La organizaciones narcoparas, como las denomina Indepaz, serían “herederas de las estructuras paramilitares” de las Autodefensas Unidas de Colombia que entre 2003 y 2006 realizaron una negociación de paz con el gobierno de Alvaro Uribe (2002-2010) que les otorgó beneficios procesales a cambio de confesión de crímenes y reparación a las víctimas. 
Las Auc combatían a las guerrillas que actúan en Colombia desde hace casi medio siglo, y establecieron nexos con la clase dirigente al punto de que en la actualidad hay cerca de 120 políticos investigados por esos vínculos. En 2010, diez ex congresistas fueron condenados y uno absuelto. 
Pero para las nuevas bandas “el móvil principal es el lucro, sin evidenciar una clara ideología o intencionalidad política”, según Christian Salazar, representante en Colombia de la alta comisonada de la ONU para los derechos humanos. 
Al término del proceso de paz con las AUC, cerca de 32.000 combatientes entregaron las armas. Sin embargo, dice Indepaz, “las estructuras paramilitares encabezadas por los mandos medios quedaron vivas y continuaron con los negocios legales e ilegales”. 
El informe de Indepaz coincide con otro presentado el martes por la relatora de Minorías de la ONU, Gay McDougall, quien denunció ante el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo la impunidad de los paramilitares. 
“Si bien los nombres, los uniformes o tácticas de los grupos armados ilegales pueden haber cambiado, persiste la violencia en forma de asesinatos selectivos, desapariciones, intimidaciones y confinamientos forzosos”, subrayó la relatora. 
González aseguró que los nuevos grupos pueden ser considerados un fenómeno similar al de las organizaciones insurgentes, porque “tienen entronques urbanos con grandes negocios, con negocios de tierra y desde ese punto de vista es un factor de desestabilización mucho más grave que el de la guerrilla”. 
De acuerdo con Indepaz, actualmente existen 15 organizaciones 'narcoparas', denominadas por las autoridades Bandas Criminales (Bacrim), con cerca de 7.100 integrantes, número que podría ascender a entre 8.200 y 14.500, si se toman en cuenta los miembros de las redes de apoyo. 
Según el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, la presencia de las nuevas bandas representa “un desafío”, en tanto que el director de la policía general Oscar Naranjo las calificó como “la mayor amenaza a la seguridad de los colombianos”. 
Incluso, Rivera ha asegurado que esas organizaciones se han aliado “al más alto nivel de mando con la guerrilla de las Farc, y que en otros casos actúan por su cuenta”. 
Dentro de la estrategia para combatir a estas bandas en las ciudades el gobierno del presidente Juan Manuel Santos anunció el despliegue en los próximos años unos 20.000 policías adicionales. 
Sin embargo, González advirtió que la solución del fenómeno no puede limitarse a fórmulas de tipo militar, sino que en ella deben confluir políticas conjuntas de superación de la violencia e instrumentos de construcción de paz.

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