Colombia


Santos: Un buen primer año

EL UNIVERSAL

07 de agosto de 2011 12:01 AM

Los primeros 365 días de gobierno de Juan Manuel Santos parecen un camino de rosas: gobierna con sólidas mayorías en el Congreso, las encuestas lo favorecen y la prensa lo trata bien. 

Pero los retos que enfrenta el mandatario colombiano, un hombre de baja estatura y modales refinados que a veces tartamudea, son monumentales: reducir la brecha entre ricos y pobres, hacer crecer la economía desde el lecho minero y la agricultura sin provocar daños al medio ambiente y, por su-puesto, los infaltables en la agenda de un jefe de Estado colombiano en las últimas décadas, poner fin al conflicto interno y combatir el narcotráfico.

Un buen año
Analistas, legisladores y economistas consultados por la AP afirmaron que transcurrido un año de gobierno, al presidente “le fue bien”, pero que lo que resta de mandato puede ser más complicado porque deberá traducir en hechos concretos muchas de las leyes cuya aprobación legislativa consiguió como parte de su vasto plan para colocar a Colombia en el sendero del desarrollo.
Con su candidatura por el oficialista Partido Social de Unidad Nacional (Partido de La U), Santos arrasó en las elecciones de junio de 2010 con 69% de los votos frente a su rival, el entonces miembro del Partido Verde Antanas Mockus, que consiguió 27,5%.
A diferencia de su antecesor Uribe (2002-2010), caracterizado por su estilo “belicoso, el tono de Santos ha sido sorpresivo. Y la mayor sorpresa en general es no haber seguido en 100% los criterios de Uribe”, agregó.
Tres días después de asumir la presidencia, Santos reanudó el 10 de agosto de 2010 las relaciones diplomáticas con Venezuela rotas un mes antes y estrechó las manos del presidente Hugo Chávez, con quien Uribe tuvo duros choques en los dos últimos años de su administración.

Otros aspectos
En septiembre acudió personalmente al Congreso para presentar un proyecto de ley para la reparación de víctimas del conflicto armado interno y la restitución de tierras robadas, un proyecto que había fracasado en la administración de Uribe porque, entre otros puntos, rechazaba que se incluyera a militares y policías como agentes de la violencia contra civiles.
Además de la llamada Ley de Víctimas, al menos otras 45 leyes presentadas por el gobierno fueron aprobadas, según el Ministerio del Interior.
En el Congreso, el grado de adhesión a Santos es tal que la única oposición la ejerce el izquierdista partido Polo Democrático Alternativo, con ape-nas ocho de los 102 senadores.
En el plano económico Santos, ministro de Comercio y de Hacienda en distintos gobiernos de la década del noventa, se comprometió a crear 2,5 millones de puestos de trabajo durante su gestión y llevar la tasa de desocupación a un dígito.
En junio, el dato más reciente, el desempleo fue de 10,9%, comparado con el 11,9% del mismo mes de 2010.
A fines de julio la revista Semana divulgó un sondeo en el que aunque el mandatario y su administración eran evaluados positivamente en temas como el manejo de las relaciones internacionales y el combate a la corrupción, el alerta estaba puesto en la economía y la seguridad. La consulta ubicó el nivel de popularidad del presidente en 71%.
Santos, conocido por su pragmatismo, ha dicho en varias ocasiones que Colombia disfruta de una coyuntura internacional favorable porque ante la crisis en los mercados del mundo industrializado los capitales buscan a los países emergentes como esta nación andina de 46 millones de habitantes. La inversión extranjera fue de unos 6.700 millones de dólares en 2010 y se esperan volúmenes similares en 2011, según datos de Proexport Colombia.
Pero hubo señales de alarma cuando en junio presuntos guerrilleros de las Farc secuestraron en el sur del país a cuatro contratistas de ciudadanía china de la empresa Emerald Energy, con sede en Londres y subsidiaria del grupo chino Sinochem. Hasta ahora se desconoce la suerte de los cuatro asiáticos.
Santos “ha hecho mucho... pero estos detallitos en el tema de seguridad uno no los puede ignorar, a pesar de los grandes éxitos del gobierno”, dijo Aurelio Iragorri, un veterano senador del Partido de La U.
“Para los próximos tres años hay que continuar buscando una gran unidad, una gran solidaridad. Pero todo esto sólo se puede hacer con seguridad... El inversionista extranjero se desanima cuando ve que bloquean las vías, que queman los vehículos”, observó Iragorri, presidente del Congreso entre 1990 y 1991.
Según Shifter, “hay algunas malas señales (de) que las bandas criminales se están haciendo más fuertes. Las Farc siguen siendo una fuerza con la que hay que lidiar”.

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