Una niña de 3 años jugaba con sus primos en plena calle cuando comenzó a convulsionar. Era un episodio crítico que, en su corta vida, la pequeña jamás había experimentado, pero que la ponía al borde de la muerte.
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Frente a la mirada atónita de sus compañeritos de juego y otras personas, la menor cayó al suelo; angustiados y sin saber qué más hacer, sus familiares la cargaron y corrieron a buscar ayuda entre los vecinos del sector, por fortuna, dos policías acudieron al lugar y no se quedaron de brazos cruzados.
El caso ocurrió en el barrio Girardot, en Bucaramanga, y los patrulleros fueron identificados como Juan Sebastián Díaz Pérez y Julián Esteban Urrego. Ellos, por fortuna, conocen cómo realizar los primeros auxilios y gestionar emergencias de este tipo, actuaron rápidamente.
Fueron minutos llenos de pánico, pero el trabajo fue constante, cuidadoso y en equipo: mientras uno tomó la iniciativa de realizar masajes de reanimación a la nena, el otro controló la multitud de personas para que el procedimiento no fuera interrumpido.
Al sentir nuevamente el corazón de la menor latir y los pulmones respirar, inició la travesía de llegar, cuanto antes, al centro asistencial para entregarla en manos de los expertos.
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La niña fue llevada en un vehículo al centro de salud más cercano.
Finalmente, Emma quedó en manos de los médicos, quienes la lograron estabilizar, y por fortuna, hoy con buen pronóstico, que de continuar así en los próximos días será dada de alta.