Indiscutido, Marcos Rojo sigue sorprendiendo en la Argentina de Messi

AFP
SANTIAGO
1 de Julio de 2015 01:36 pm

Pocos lo conocían en el Mundial de Brasil-2014, pero Marcos Rojo se ganó un lugar para convertirse en pieza clave de la defensa argentina y el martes hasta se dio el gusto de abrir la goleada contra Paraguay que dio el pase a la final de la Copa América de Chile-2015.
   
Con 25 años y jugador del mítico Mánchester Untied inglés, tiene 37 presencias en la Albiceleste y ha marcado dos goles, el del martes en Concepción (sur) y en la Copa del Mundo que sirvió para derrotar 3-2 a Nigeria en la primera fase.
   
Corrían 15 minutos del primer tiempo contra Paraguay cuando el defensor capturó un centro de Lionel Messi al corazón del área y definió ante Justo Villar con un zurdazo bajo desde la puerta del área chica.
   
Rojo acababa de recibir una tarjeta amarilla y en el segundo tiempo estuvo a punto de ser amonestado nuevamente, lo que le hubiese significado expulsión y suspensión automática para a la final del sábado ante Chile.
   
Marcador central que se convirtió en lateral izquierdo, debutó a los 18 años con su club Estudiantes de la Plata y creció futbolísticamente bajo el ala del entrenador Alejandro Sabella, quien lo llevó a la selección en febrero de 2011 para un amistoso contra Portugal.
   
Para ese entonces, ya se había coronado campeón de Argentina y de la Copa Libertadores con el equipo platense y había sido transferido en 2011 al Spartak de Moscú.
   
Su paso por Rusia fue corto, ya que apenas jugó ocho partidos antes de saltar en 2012 al Sporting de Lisboa, donde estuvo dos temporadas completas y que le sirvió de vidriera en Europa y para asegurarse un lugar entre los 23 que eligió Sabella para la gesta mundialista en Brasil.
   
Hasta allí se trataba de una carrera buena y sin grandes luces. Pero la Copa del Mundo lo cambió todo y de la noche a la mañana Marcos Rojo se transformó en uno de los defensores más buscados en un mundo donde no sobran los buenos laterales izquierdos.
   
Dijo presente desde el vamos, en el debut ante Bosnia (2-1) en el mismísimo Maracaná de Rio de Janeiro, una aparición en ataque el minuto 3 para cabecear un centro que terminó en gol en contra de Sead Kolasinac y, sobre todo, con una insólita rabona para rechazar en un cierre dentro del área en el segundo tiempo.
   
Luego, se afianzó como titular y terminó siendo de los mejor de una defensa que encajó apenas cuatro goles en siete partidos.
   
Como para todos los que jugaron la final contra Alemania (derrota 1-0), el dolor sigue siendo enorme: "Nunca más vi ese partido. Sólo algunas imágenes que pasan, pero jamás me senté a ver el partido entero. Ya está, ya pasó. Terminado", confesó recientemente.
   
De vuelta al barrio

Fuerte en el juego aéreo en las dos áreas, Rojo sabe mostrarse como salida con sorpresivas proyecciones.
   
A la vuelta del Mundial, Rojo se mudó de Lisboa a Mánchester, a cambio de 20 millones de euros para el Sporting y la cesión por una temporada del delantero de la selección portuguesa Nani.
   
La vida le sonríe a Marcos, titular en su selección y en unos de los clubes más grandes del mundo, pero el defensor oriundo de un barrio de la periferia de La Plata (provincia de Buenos Aires) no se olvida de sus orígenes humildes y hace pocos días tuvo un gran gesto.
   
Al llegar a su país para sumarse al equipo de Martino, se tomó el tiempo de visitar a su club de la infancia, Las Malvinas, al que lo llevaron sus padres cuando tenía cuatro años y donde dio sus primeros pasos en el fútbol, y al que le donó una importante suma para que se realicen obras, además de jugar un amistoso con amigos y familiares.
   
"Después de la final pensaba que no había motivación para seguir, que nada volvería a ser igual. Pero uno sale adelante. Y para esta Copa América estamos mentalizados, la vamos a tomar con la mayor seriedad del mundo. Esperamos festejar, lo merecemos todos", afirma, sintetizando el anhelo del equipo de Lionel Messi.