En Barranquilla el carnaval se toma las calles por cuatro días

La fiesta que terminará el próximo martes con la 'muerte de Joselito Carnaval' -el personaje central-, se realiza bajo una severa vigilancia de 4.000 policías desplegados por la ciudad. 
Se espera que cerca de medio millón de personas, entre ellos cientos de turistas, se vuelquen a las calles de Barranquilla durante los desfiles de carrozas, alusivas este año a temas musicales folclóricos. 
Con las carrozas, sobre las cuales van destacadas figuras de la farándula, abre la 'batalla de flores', desfile en el que participan también comparsas de grupos de baile. 
El desfile de carrozas lo preside la reina del carnaval Marcela Dávila, una espigada trigueña de 21 años, escoltada por el 'Rey Momo', personaje que nace de las raíces populares y animador del carnaval. 
El escenario de la batalla de las flores es el cumbiódromo de la vía 40, que deriva su nombre de la Cumbia, un ritmo autóctono de la costa Caribe, sobre la que se ubica Barranquilla, ciudad de 1,7 millones de habitantes. 
A partir de este desfile, literalmente la ciudad se convierte en una sola fiesta. “El escenario del carnaval es la ciudad misma”, dice Diana Acosta, secretaria de cultura de la alcaldía de Barranquilla. 
Al margen de los actos principales, en los diferentes barrios orquestas y grupos musicales animan la fiesta al aire libre. 
Otro de los masivos actos callejeros que caracteriza el carnaval de Barranquilla es la Gran parada de Tradición, que se realizará el domingo y que es protagonizada por grupos folclóricos y cientos de personas disfrazadas de congos y garabatos, dos personajes fantásticos de la tradición. 
El lunes, el acto principal estará a cargo de las comparsas de fantasía y tradición popular que desfilan por las calles en medio de la música y el baile. 
El carnaval terminará el martes con un funeral: el de Joselito Carnaval, cuya muerte lloran sus viudas, un séquito de mujeres vestidas de negro que escolta el féretro en un desfile fúnebre que se transforma en jolgorio. 
Para la directora del carnaval, Carla Celia, el hecho de que la Unesco lo hubiera declarado patrimonio inmaterial de la Humanidad obliga a Barranquilla a “preservarlo como una joya”.