Franz Kafka (Praga 3 de julio de 1883- Austria, 3 de junio de 1924), viene a Cartagena. Viene en imágenes, cartas, fotos familiares, manuscritos, gracias a la Embajada de la República Checa en Colombia y su Consulado en Cartagena.
Kafka es uno de los grandes narradores del Siglo XX que renovó el arte de contar historias en el universo de las letras. Su imaginación influyó en el escritor Gabriel García Márquez, cuando leyó en 1947, la breve e inquietante novela La metamorfosis.
Toda su obra se centra en el ser humano y en las relaciones que se establecen en las jerarquías de poder, burocracia, conflictos entre padres e hijos, autoritarismo, alienación, castigo, culpabilidad, miedo, terror físico y psicológico, la degradación de la vida en el trabajo asalariado, el absurdo de la pobreza y la marginalidad.
En una segunda lectura de su consagrada novela descubrí que se anticipó a la maquinación del hombre y al embrutecimiento generado por la seducción de las tecnologías.
Gregorio Samsa su personaje está descrito en dos formas verosímiles: no solo se ha transformado en un monstruoso insecto, sino que se siente un insecto ante la mirada de la familia y la sociedad, el día que deja de ser un empleado y no aporta un centavo al mantenimiento de sus padres, de su casa, y de su hermana que estudia música. La situación que revela el novelista es la degradación del ser y su familia: la casa empieza a ser ofertada para el arriendo de habitaciones a los forasteros.
Mientras eso ocurre, el escritor nos lleva a hacer patético el sentimiento encarnado de ese Gregorio Samsa animalizado con sus patas peludas deslizándose por el cielo raso. Leí esa novela desde niño y al igual que Crimen y castigo, de Fedor Dostoievski, me afectaron el ánima emocional durante muchos meses, produciéndose pesadillas.
Con el drama del novelista ruso sufrí fiebres con la suerte de Raskolnikov. Fue Honorio, mi padre, quien puso en mis manos, Carta al padre, de Kafka, un libro que se publicó después de muerto el autor, en donde desnuda la terrible relación con su padre autoritario y brutal.
Luego, leí Cartas a Felice, a su prometida Felice Bauer, y Cartas a Ottla. a su hermana Ottla. En sus cartas, cuentos y novelas como El Proceso, El Castillo, La condena, América, encontré la atormentada sensibilidad de un genio universal.
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