Gonzalo Márquez Cristo (1963-2016) era uno de los grandes seres humanos de este país, cuya obra enriquece la más alta heredad de la poesía en lengua castellana, sensibilidad exquisita abierta al universo.
Uno se muere cuando se mueren los amigos. Anoche en Bogotá a las 10 de la noche, falleció el gran poeta, narrador, ensayista y editor Gonzalo Márquez Cristo, de 53 años.
Su obra literaria forma parte de la más alta heredad poética de Colombia e Iberoamérica. Gonzalo era un poeta, un pensador, un ensayista, un viajero iluminado, una sensibilidad abierta al universo. Dirigía Común Presencia, una de las mejores revistas culturales del país , la revista virtual semanal
Con Fabulación, con más de 90 mil suscriptores, y la serie editorial Los Conjurados, sin duda, la más bella colección de poesía que se hace en el país y en todo el continente. Escuchar la poesía de Gonzalo es reconciliarnos con el misterio de vivir y de sentir la naturaleza.
Era autor de Apocalipsis de la rosa, 1988; la novela Ritual de títeres (Beca Colcultura en 1990), El Tempestario y otros relatos (1998), La palabra liberada, 2001; Oscuro nacimiento, 2005 y Grandes entrevistas de Común Presencia (Premio Literaturas del Bicentenario, 2010). Han aparecido tres antologías de su obra: Anticipaciones, 2011; Liberación del origen, 2003 y El legado del fuego, 2010.
Obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Maurice Blanchot (2007). Asesor literario del Festival de Literatura de Bogotá. Sus poemas y relatos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, árabe, italiano, portugués, japonés, gallego y braille.
Así pensaba nuestro gran escritor Gonzalo Márquez Cristo: “Los sueños del pasado se ha derrumbado: el amor, la fraternidad, la libertad, pertenecen al reino del panfleto o de la cursilería. ¿Qué hemos hecho para impedir que el 70 % del mundo viva en la miseria? Nada. Es asombroso que la ilusión sea la que rija los destinos de la sociedad más pragmática que se haya construido. Es hora de que nos manipulen desde un lado mucho más humano...”
Epílogo
La poesía nombra los silencios más profundos de los seres humanos. Y nos revela el paraíso y el infierno de la historia humana. La poesía de Gonzalo Márquez iluminaba en las sombras, nos devolvía la convicción de recobrar la inocencia con solo mirar el espectáculo de la existencia en el planeta.
Al partir nos deja una obra que merece ser releída por su honda resonancia de imágenes y su cadencia para nombrar el peregrinaje del cuerpo y del alma en su viaje intenso y deslumbrante. Siempre contigo, Gonzalo. Mi corazón devastado.
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