Cultural


Irina Junieles: "Hoy vivimos en una ciudad más orgullosa de sí misma"

REDACCIÓN CULTURAL

27 de diciembre de 2011 12:01 AM

A lo largo de estos cuatro años, el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), logró avances notorios en el campo cultural en lo institucional y en la proyección ciudadana.
Dos directoras activas y eficientes fortalecieron una política cultural y crearon una agenda orgánica del quehacer cultural: Gina Ruz Rojas e Irina Junieles Acosta.
Esa gestión fue también uno de los logros de la administración de Judith Pinedo Flórez.
La actual directora Irina Junieles, reveló su propio balance en esta entrevista concedida a El Universal.

¿Qué papel jugó el gobierno distrital para agitar los procesos culturales?
—Creo que jugó un papel decisivo. Le apostamos a generar nuevos  espacios en toda la ciudad, para mostrar los procesos que venían desarrollando los artistas, gestores y actores culturales en nuestros barrios. Creamos festivales como La hamaca grande y Mucho más Mayo, el primero permitió mostrar el talento de la región, con el segundo nos enfocamos en Cartagena. Estuvieron en escena la música, la danza, pero también el teatro y las artes plásticas, nuevas formas de mirar la ciudad, con la mejor producción de montaje que pudimos.  Logramos convertir las bibliotecas en centros culturales, con programación permanente. Ayudamos a 500 artistas a circular nacional e internacionalmente. El propósito del gobierno fue estimular, y lo logramos.

¿Qué balance hace de esa apuesta cultural para la inclusión social?
—El balance es satisfactorio. Procuramos hacer convocatorias que permitieran democratizar los recursos, priorizando aquellas que movieran espacios tradicionalmente excluidos. Tratamos de que los grandes festivales con poder mediático se movieran más allá del Centro Histórico, y también que la ciudad se moviera hacia el Centro para mostrar su talento. Le apostamos a tres proyectos de emprendimiento cultural: Cemprende Cultura  con la Cámara de Comercio y el BID, tres iniciativas culturales con la Universidad Tecnológica de Bolívar y el Centro de Formación de la Cooperación Española, y apoyamos las cuatro primeras versiones del  Mercado Cultural del Caribe. Para todo esto, el trabajo interinstitucional fue definitivo.

Vimos también una gran afluencia de fiestas y festivales, ¿qué aportes cree que le dejan a la ciudad esas actividades?
—Ayudan a consolidar procesos. En la medida en que los artistas tienen mayores y mejores posibilidades de mostrar su trabajo, pueden circular mejor sus propuestas. Las fiestas y festivales dejan una ciudad consciente de su talento, de la gran calidad del mismo, una ciudad más orgullosa de sí misma.

Una de los sucesos más llamativos de estos últimos años es el protagonismo de los jóvenes en la vida cultural, ¿se esperaban semejante respuesta?
—No. Yo sabía, por el trabajo que venía desarrollando en los últimos años, que se estaban haciendo cosas en y desde múltiples áreas, pero no esperaba tantos procesos de gran calidad en tantos barrios, tantos jóvenes disciplinados y comprometidos con el arte y cultura. Críticos de la ciudad, interesados en su entorno, defendiendo la diversidad.

¿Cuál fue la clave para atraer a todos esos nuevos actores?
—Brindar confianza y hablar con franqueza. Como la gente sabe, los recursos públicos para apoyar y estimular procesos culturales son insuficientes, pero creyendo profundamente, como nosotros hemos creído, en el talento local, se puede abonar el terreno para que los artistas multipliquen su trabajo. Siendo recursivos se pueden multiplicar los escenarios para poner a circular ese trabajo. Pero además, armamos equipo con esos nuevos actores. El Festival Mucho más Mayo, por ejemplo, fue producto del trabajo de más de 10 colectivos culturales que aportaron no solo su arte, sino su capacidad de organización y difusión, desde su concepción hasta el momento de la ejecución, todo bajo la premisa del respeto a la libertad creativa.  Confiamos mutuamente y no  defraudamos esa confianza.

Usted que estuvo en ese proceso desde la sociedad civil, y luego desde el gobierno, ¿qué futuro le ve a las Fiestas? ¿Qué debilidades persisten? ¿Cómo deben solucionarse?
—El proceso de revitalización de fiestas está en un buen momento. Las fiestas van camino a convertirse en un gran escenario de encuentro ciudadano, los actores festivos están mostrando la riqueza de nuestra identidad. Se han cumplido los objetivos planteados en aquel primer seminario de 2003 Pensar las Fiestas de Independencia, por eso hemos propuesto que en el próximo  mes de marzo la sociedad civil y la institucionalidad se sienten nuevamente a hacer un balance y fijar la ruta del proceso, con miras al 2021.
En relación con las debilidades, quizá una de las principales  tiene que ver con la gestión de recursos para su organización y ejecución, para el 2012 tiene constituirse un equipo que desde lo público, pueda hacer la gestión comercial de las fiestas al iniciar el año.

La celebración del Bicentenario fue también una apuesta fuerte de este Gobierno ¿Cree que esa es una meta cumplida? ¿Cómo cree que lo recibió la gente?
—Aunque aún falta trabajo, en esa materia creo que cumplimos. Suscribo plenamente lo dicho por la Alcaldesa Judith Pinedo: hoy  se habla  más de Pedro Romero que de Pedro de Heredia, hoy conocemos más de la gesta de Padilla y del papel de Getsemaní en la Independencia. Creo  que la mayoría de los sectores de la ciudad lo recibió bien, y se siente hoy más orgullosa del papel transformador que cumplieron estos sectores, y que continúan cumpliendo hoy en la transformación de la realidad social y cultural.

La gente se quedó esperando las megabibliotecas, ¿Por qué no se avanzó en ese campo?
— Esa es una deuda pendiente, que esperamos salde el gobierno entrante, porque dejamos con qué hacerlo. Cuando llegamos en el 2008 al gobierno, encontramos una ciudad que no tenía legalizadas muchísimas de sus propiedades y sus predios. Durante los primeros años, buena parte del esfuerzo y trabajo se fueron en ordenar la casa. No me quejo de eso, es fundamental para desarrollar un trabajo planificado. Legalizar los predios de las localidades 1 y 3, donde propusimos las bibliotecas, ordenar los diseños arquitectónicos, conseguir las licencias de construcción, nos tomó más de lo esperado. De todas formas se avanzó, hoy queda una licencia de construcción otorgada (barrio Rosedal), una en trámite (Playón del Blanco) y 10 mil millones en caja del IPCC, listos para invertir.

¿Y en qué queda la fallida construcción de una biblioteca en Chambacú?
—Se resolvió el contrato con la Corporación Explora, sin que se causara erogación de un solo peso. Sin embargo, creo que Chambacú debe convertirse en un gran centro de ciencia y tecnología abierto al público. Ya entidades como la UTB y algunas empresas privadas comienzan a meterse en el tema de ciencia y tecnología. Esto solo puede salir adelante con el esfuerzo público privado.

Si tuviera la oportunidad de pedirle a su sucesor o sucesora, que continúe algunos de sus programas, ¿cuáles les recomendaría?
— Que inicie en enero el proceso de licitación de las dos bibliotecas públicas, una de ellas, la de la Localidad 1, incluye la cinemateca distrital, un espacio que la ciudad necesita a gritos. Que continúe el proceso de fortalecimiento de las bibliotecas y de democratización de la cultura, nuestros artistas deben seguir circulando por la ciudad. Que el Teatro Adolfo Mejía siga siendo un escenario público para la cultura. Que le dé continuidad a los tres proyectos de emprendimiento cultural en los que estamos involucrados. ¡Que el espacio público siga siendo escenario vivo, de una cultura popular viva!

¿Qué cosas le quedaron pendientes?
— Además de las bibliotecas, que ya comenté, no pude lograr consolidar escuelas de formación permanente en las bibliotecas. Desarrollamos procesos de formación que impactaron a 10 mil niños y niñas, aproximadamente, pero aún son  muy sueltos, a los que no se les puede hacer el debido seguimiento. Yo sueño con que todos los niños y niñas de Cartagena tengan espacios públicos para acercarse al arte y la cultura, y con que puedan desarrollar sus habilidades y creatividad, que están allí, solo hay que ir encender la llama.

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