Glenda Vergara Estarita/ Especial para El Universal
Del autor Juan Carlos Céspedes, autor de Muchas historias, pocas palabras, acaba de salir el libro Contra toda evidencia, el cuento. Son 24 textos más extensos que los hiperbreves anteriores, pero abordados con la misma convicción de que en el género narrativo la realidad no tiene porque obedecer a normas racionalistas, sino que la verosimilitud puede mostrar otra cara en las percepciones subjetivas de los personajes.
Ese es el común denominador de la mayoría de estos cuentos, comenzando por Exodo, donde la sal es como un monstruo que se devora todo lo que queda de un pueblo desierto ya que "Todo le pertenecía; estaba en todas partes" o como en El sexto elemento "Un líquido viscoso entra por debajo de la puerta, se va extendiendo por la alfombra...", y en El hombre que se deshace " No es normal encontrar partes de uno diseminadas por la casa", entre otros textos.
Estos ejemplos son apenas una muestra de lo que Juan Carlos Céspedes puede hacer con lo absurdo y lo onírico, aún en medio de situaciones cotidianas: convertirlos en algo lógico porque provienen de la inconciencia y los laberintos de la mente. Pero ese surrealismo se mezcla con lo de más acá o esa realidad tangible que se puede explicar, en cuentos como Amantes y Café para dos, para corroborar lo que muchos han dicho: No importa lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.
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