Cultural


La ofrenda musical de Bach, de la corte al corazón

El Quartetto di Cremona ha recibido un reconocimiento universal por parte de la crítica y el público gracias a su alto nivel de arte interpretativo.

EL UNIVERSAL

09 de enero de 2019 04:14 PM

GUSTAVO TATIS GUERRA

09 de enero de 2019 04:14 PM

el rey Federico II de Prusia, conocido como Federico El Grande, mandó a llamar a Bach a su corte porque quería lucirse ante sus invitados con la presencia del genio musical estrenando su piano nuevo fabricado por Sibermann. Todo ocurrió el 7 de mayo de 1747.

Imagino la cara del rey y la cara de Bach, quien en 1730 había criticado el primer pianofortes del organero alemán. Pero en esos 17 años, luego de sus implacabales críticas, lo perfeccionó, y ese era el que iba a estrenar Bach en la corte del rey. Aquello fue un doble desafío, porque el rey quería que Bach improvisara una fuga completa, a partir de una composición que el rey había titulado Tema Real.

El poder siempre quiere lucirse ante el arte. Y el rey que se ufanaba de ser aficionado a la flauta y logró dominarla, escribiendo algunas composiciones para su instrumento, tenía contratado al hijo clavecinista de Bach, de los veinte hijos que tuvo el genio musical, entre sus veinte y cerca de sus sesenta años. Prolífico en esas sinfonías también. Así que no solo quedó bien librado improvisando su fuga, sino que dos meses después trabajó esa obra y la dedicó al rey, con el título de La ofrenda musical. Todo arte es, en esencia, una ofrenda. Bach que era exigente y perfeccionista hizo de aquella improvisación en la corte, “una de sus obras más eruditas y aventuradas”, dice Luis Carlos Aljure. La prensa de la época comentó aquel encuentro de mayo entre Bach y el rey. Pero cuando la partitura dedicada llegó a la corte, ya el rey había salido en fuga para esa horrible misión y torpeza humana que se llama la guerra. Imagino la carea que puso el rey cuando vio la partitura en la que Bach le exigía al rey aficionado a la flauta un mayor rigor y esfuerzo al ejecutarla.

Ahora al atardecer de enero 8 de 2019, doscientos setenta y dos años después, el Quartetto di Cremona, junto a la flauta de Rafael Rodríguez y el piano de Ramin Bahrami, nos devuelven a aquel instante de perplejidad entre el rey y Bach, al interpretar de manera magistral Ofrenda musical, BWW 1079 de Bach. El piano que está ahora en la Capilla del Santa Clara brilla en la penumbra, como una criatura despierta y majestuosa. El piano suena como aquella noche del siglo XVIII y este atardecer del siglo XXI. Lo sofisticado y moderno de hoy mantiene intacto e impecable la ofrenda de la corte que ahora nos toca el corazón. El pianista Ramin Bahrami está tocado ahora por el mismo Bach, y su rostro es un vuelo de luz entre dos fugas y una sonata en cuatro movimientos. Y Rafael Rodríguez es ahora tal vez, un virtuoso en la otra corte de la música sagrada. Y todos, en fin, reyes de una gigantesca ofrenda. Así la música toca los tiempos emocionales del artista, las circunstancias humanas y sociales convertidas en arte. La obra de Bach conmovió a Julio Cortázar y la introdujo en la estructura narrativa de su cuento Queremos tanto a Glenda.

La parte final del concierto fue el Cuarteto No. 8, op. 59 No, 2 de Beethoven, interpretada por el Quartetto Di Cremona, fue una obra encargada por el embajador ruso en Viena, Andrei Razumovsky quien le sugirió a Beethoven incluir melodías populares rusas. Un alumno del genio musical, Carl Czerny (la cita preciosa es de Luis Carlos Aljure), contó a la humanidad que a Beethoven se le ocurrió la obra mirando el cielo estrellado, intentando escuchar con su oído deteriorado, la música levitante y flotante de las esferas.

Ahora los violines de Cristiano Gualco y Paolo Andreoli, la viola de Simone Gramaglia y el violonchelo de Giovanni Scaglione, también nos llevan a sentir aquel instante gracias al cuarteto de cuerdas, el instante irrepetible en que Beethoven se sumergió en la noche, caminó por entre las sombras de un bosque, con el rostro en el cielo, y vio el parpadeo de las estrellas, como si le susurraran la música.

El Quartetto di Cremona es ganador del Premio Supersónico de la revista alemana Pizzicato, el premio Echo Klassik 2017, y el Premio de Música Clásica Internacional 2018 por sus grabaciones de los cuartetos de cuerda de Beethoven. Adicionalmente, con el sello discográfico alemán Audite, acaban de lanzar una recopilación del ciclo completo de cuartetos de cuerda de Beethoven. Son virtuosos de su instrumento y excelsos intérpretes de Bach y Beethoven.
Quartetto di Cremona

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