Cultural


Los abrazos de color de Maripaz Jaramillo

La nostalgia de los abrazos en una pandemia que los ha limitado es la serie de la artista Maripaz Jaramillo, que consagra doce de sus pinturas en el Calendario Propal 2021.

GUSTAVO TATIS GUERRA

22 de marzo de 2021 12:00 AM

Son acrílicos sobre lienzo en gran formato que ella ha trabajado a lo largo de varios años y, en la coyuntura dramática de la pandemia, aportan un nuevo destello visual a las realidades vividas por la humanidad, en Occidente y Oriente.

“No pinto sombras. Mis sombras son las líneas que trazo”, ha expresado la pintora nacida en Manizales.

En toda su obra confluyen el movimiento, la danza, la exuberancia vegetal, la figura humana, la complicidad de los cuerpos y la pareja, los espacios íntimos, cerrados y abiertos, y en esta ocasión, el leve y rotundo abrazo, cercano y profundo de los seres humanos.

“En su larga y sensible carrera, María de la Paz ha acudido a nuestro mundo real”, precisa Carlos Castillo Cardona en la presentación de esta serie.

“Ha tomado modelos abstractos de hombres, mujeres y parejas, pero también hay referencias claras a gente conocida y a su propia experiencia. También ha tenido que acudir a figuras históricas, entre ellas la importante serie sobre El Libertador y Manuelita, donde se mezclan solidaridad y conflicto”. Destaca el analista que en esas imágenes hay una tensión de unión y ruptura, compasión y soledad. Y en su conjunto esta obra no se limita a representar aspectos locales o nacionales, sino que aborda los conflictos del ser humano. (Le puede interesar: Gastón Lemaitre y los secretos de un mural en el Pie de La Popa)

Colecciones públicas

Maripaz ha sido una fiel cazadora de formas y colores. Hay en su obra un sentido lúdico, fresco, desenvuelto, alegre, lleno de sutiles contrastes y tremendas paradojas.

Ella reconoce entre sus influencias a Luis Caballero, que la inició en el arte. De Caballero, además de sus figuras humanas dramáticas, viscerales, en el límite de la muerte, admira la pasión con la que él desarrolló su obra artística. La vocación de quien vivió intensamente para pintar.

Luego, reconoce el influjo de Carlos Rojas, quien, según ella, le enseñó “con su sarcasmo la sutileza de la forma”. La luminosa presencia del maestro Antonio Roda, “mi mejor maestro del color y de la vida”.

La cálida compañía de Umberto Giangrandi, “maestro del grabado, maestro de la amistad”.

Epílogo

La serie Abrazos puede interpretarse además como la conjunción de las soledades y el deseo de reencuentro, para remitirlo a nuestro presente, pero Maripaz los ha pintado mucho antes de la pandemia, pero tienen una vigencia de forma, de luz y color.

En uno de esos abrazos, el de 2016, tal vez uno de los más sugerentes, un acrílico sobre lienzo de 115 x 85 centímetros, los brazos de la mujer intentan atrapar la soledad del hombre, sigilosamente como una sorpresa, por la espalda. En otro abrazo de 2017, una obra en acrílico sobre lienzo, de 115 x 85 centímetros, el abrazo es del hombre que atrapa a la mujer por su espalda, y junta su cabeza a la suya. (Lea también: Tim Hall, el esplendor de un pintor atrapado por la magia del Caribe)

Los abrazos reunidos son una suma de emociones en distintos episodios de la pareja, hasta llegar al beso.

Estos abrazos sugeridos nos evocan hoy el abrazo de los orientales que forma parte de su cultura ancestral.

Abrazos silenciosos, intangibles, como leves temblores de alas, que están siendo vividos en todo Occidente. Y hemos terminado por parecernos en los ceremoniales de la distancia y en los rituales del silencio cifrado, desde Oriente a Occidente.

Pero en el Caribe, los abrazos son siempre una fiesta de los sentidos y una necesidad existencial, más allá de la peste.

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