Cultural


Los grafiteros, ese arte sobre los muros de Cartagena

GUSTAVO TATIS GUERRA

20 de diciembre de 2011 12:01 AM

“Somos artistas de la calle pero no todo el mundo nos  entiende”, dice Luis Sarmiento (Serok), uno de los ocho grafiteros de Cartagena que participó en la realización del mural en la Marginal de San Lázaro en homenaje a Cecilia Porras (1920-1971).
“La gente pasa y se nos queda mirando: algunos detienen su vehículo y dicen: qué bacano. Otros nos gritan: ¡Están manchando la pared! ¡Partida de locos!  Nos preocupa que en la próxima administración distrital, no haya apoyo para esta manifestación artística de jóvenes cartageneros”.
Han escuchado el rumor (Cartagena es también ciudad de rumores y humores) de que Campo Elías no gusta del arte sobre los muros. ¿Quién dijo eso?
El clamor  de estos artistas es legítimo: estos muchachos grafiteros son unos artistas que trabajan sobre un formato consistente: los muros de la ciudad. Otros, lo hacen sobre lienzo, madera, piedra, etc. Y se expresan a través del color, el video, la instalación, el performance, etc.
Estos grafiteros están reunidos en el Grupo 73, que ya se ha destacado por hacer murales en el Callejón de los Zapateros, en Santa Lucía,  y en diversos muros de Cartagena.
Algunos de ellos son diseñadores gráficos, algunos egresados de Bellas Artes, y otros, culminan carreras intermedias y estudios universitarios. Oscilan entre los 18 y 24 años.
Alberto Ramos (Bitn 12), tiene 18 años y vive en el barrio España. Pinta desde principios de este año.
“Estábamos pensando en hacer un mural sobre Alejandro Obregón, cuando nos llamaron a participar en el homenaje a la pintora Cecilia Porras”, me dijo ayer Serok en la mañana San Lázaro.
Serok  tiene 21 años y culminó el año anterior sus estudios de Diseño Gráfico en Bellas Artes. Es uno de los líderes del Grupo 73.
“Hacemos de todo con el diseño: ropa, creación de marcas y campañas publicitarias y murales”, dice riéndose.
Otro de los grafiteros: RBN (Rebién dice él), ha pintado el burdel de Getsemaní que alude García Márquez en una de sus crónicas en donde Cecilia Porras pintó un payaso de tamaño natural detrás de una puerta. Hoy en el mural de la Marginal de San Lázaro, los grafiteros reinventan a la artista fallecida hace cuarenta años escribiendo en el muro: “Aquí no hace falta un payaso”.
Juan Salazar (ENX4),  recrea algunas de las pinturas abstractas de Cecilia en la que traza de manera geométrica el Castillo de San Felipe.Todo el mural fue planeado por ellos pero cada uno hizo un fragmento que es autónomo: aparece la Torre del Reloj, el Castillo de San Felipe, el burdel de la Medialuna, el rostro de Cecilia Porras, un inmenso barrilete que semeja una de las obras de la artista y un menú de comida cartagenera: Mojarra con patacón, arroz con coco y ensalada y agüita de panela.
Además de estar agremiados, estos grafiteros cartageneros ya tienen  un espacio en web: en la www.cwcrew.tk
“Empezamos a pintar este mural en la mañana del sábado y lo terminaremos en esta tarde del lunes con el nombre de Cecilia Porras”, dice Sergio.
“Nosotros hacemos esto por amor al arte pero esperamos que el trabajo artístico sea valorado y remunerado”.
Cuando le cuento a Sergio la historia de un mural que hizo Obregón en el patio de una casa del Pie de la Popa y unos gringos vinieron a desmontarlo para comprarlo, a Sergio se le iluminan los ojos al pensar que con alguna vez podrá comprarle el segundo piso de la casa a su mamá. Lo que me extraña es que la Alcaldía y el IPCC los tenga trabajando gratis, a pleno sol, embelleciendo la ciudad,  gracias al talento de estos jóvenes. ¿Es así?, pregunto y ellos me dicen que lo hacen sin remuneración “por amor al arte”.  Es curiosa y contradictoria esa respuesta. No creíble del todo. Lo sabré ya para cerciorarme pero tengo claro que esta iniciativa de homenajear a Cecilia Porras no se ha quedado en la academia sino que ha buscado las bases populares. Es por allí.
  Al verlos comer al mediodía su pollo encajetado en el pretil frente al mural, mirando con pasión el trabajo realizado sin parar después del almuerzo, buscando rematar algún detalle de la obra, he pensado que este grupo de grafiteros amerita que aleccione a otros muchachos con vidas  empobrecidas y amenazadas y le enseñe su arte a otros. Este es un trabajo digno y meritorio que debe ser valorado en todo sentido. Lo económico es apenas una parte de la valoración.
El mural se destaca como una obra bella y espontánea, llena de mucho color y emoción por alguien que legó mucha imaginación y colorido a través de sus pinturas: Cecilia Porras.
¡Qué  homenaje a una de las hijas mayores de Cartagena!


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