Él ángel de la música se desliza como un pájaro en la yema de sus dedos. Impecable, sensible, virtuoso, excelso.
Con su larga cabellera rasta y su sereno espíritu de director sinfónico, Luis Fernando Madrid, es una de las grandes revelaciones de la música de Cartagena para el mundo. Con férrea disciplina y voluntad de buceador de imposibles, fue tras su sueño y convirtió los obstáculos en oportunidades: Ser un gran director sinfónico.
Con su lección prueba que los milagros musicales son siembras en el tiempo. Él ha consagrado su vocación, su disciplina, a buscar lo excelso de la música universal.
Bajo la batuta del Maestro Luis Fernando Madrid, la Orquesta Sinfónica de Bolívar interpretó obras de Mozart, Tchaikovsky y Adolfo Mejía, dentro del Festival de las Artes de Unibac 2017.
El único recuerdo musical que tiene de su infancia es aquel acordeón de juguete que le regaló su madre. Nadie en su casa ha sido músico. Su padre era carpintero. Pero tiene de él el recuerdo vago de un ser que se desdibujó a sus cuatro años.
Pero de repente escucha un acordeón en su memoria, y es su abuelo materno Rafael Carlos Arrieta, que era aficionado. Lo demás es su vida en el barrio Los Cerros, sus estudios de bachillerato en el Colegio Nocturno Rafael Núñez, y su deseo de ingresar a la Escuela de Bellas Artes. En 1990 se inscribió en el Instituto Musical de Cartagena, que tenía su sede en la calle San Juan de Dios, para estudiar piano con la maestra Evaida de la Hoz, solfeo con el maestro Germán Triana, canto con Margarita Escallón.
En Cartagena conoció a Lucy García de Piamonte, quien le propuso que siguiera estudios formales de música en Bogotá. Se quedó en casa de amigos en el barrio La Candelaria. Se inscribió en el programa de pregrado en Pedagogía Musical de la Universidad Pedagógica Nacional, con el maestro de piano Ignacio Pacheco, y se graduó con honores.
Luego, recibió clases de dirección con la Cooperativa Filarmónica.Enseñó música en diversos colegios distritales de Bogotá. Un día tocando en Cartagena en el Instituto Musical, estaba al piano interpretando la sonata para piano n.º 23 en fa menor Opus 57 de Ludwig van Beethoven, conocida como Appassionata, la música se desbordó del recinto y salió a la calle.
La ventana alta de la escuela dejaba entrever la sombra del músico, pero la música había cautivado a un grupo de turistas suizos aficionados a la música. Esos turistas se hicieron amigos del joven músico y lo invitaron a Suiza.
Premiado en Sydney
Su deseo se cumplió al recibir un premio de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) para continuar estudios de postgrado. Ganó una beca de Colfuturo, para estudiar una maestría en dirección musical en Nueva Zelanda.
Luego de destacarse con honores como director de la Orquesta Sinfónica de Sydney, regresó a su país a la Orquesta Sinfónica de Colombia. “Fue una experiencia traumática, porque los modos de trabajar, enseñar y dirigir entre Colombia y Nueva Zelanda, son diferentes. Allá un director se le trata con respeto y veneración.
En Colombia, los estudiantes se oponen a la guía del director. Allá el sistema de enseñanza por por grados y se busca lograr una meta superior. En piano hay 16 niveles.
La trayectoria de este cartagenero es ejemplarizante: su disciplina musical lo llevó a ganar una beca en la Universidad de Sydney, en donde cursa el doctorado Doctor in Musical Art. La misma universidad que lo becó, lo eligió para dirigir la orquesta Nirmal Chamber Orchestra (NCO) en Sydney.
Las huellas luminosas
Luis Fernando Madrid regresó a Cartagena e interpretó en su concierto la obra “Acuarela”, de Adolfo Mejía, un maestro que se adelantó a su tiempo, al crear obras sinfónicas y populares, con mirada universal.
“La pequeña suite para mí es una obra clásica visionaria en Colombia”, dice Madrid. “Mis preferencias musicales no son solo lo sinfónico. Me interesa la música popular, el jazz, la salsa. Creo que el rescate de la obra musical de Mejía es una hazaña trascendental para el patrimonio musical de Colombia ante el mundo”. De su alma noble y humilde, brota el arte sublime de su música.
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