Una historia inspiradora. Esa es la mejor descripción para referirse a esta película: ‘El niño que domó el viento’. Nos enseña cómo, con un poco de recursividad, podemos transformar vidas. Una enseñanza pertinente en estos tiempos en los que el mundo atraviesa una crisis, después de ver este filme quizá usted se inspire y piense en qué puede hacer desde su casa, desde su aislamiento preventivo, para ver qué puede domar en su vida, y ayudarse así mismo y a otros. Es del tipo de películas que te cambian la concepción de algunas cosas de la vida y del mundo mismo.
Por su puesto, no es una cinta de ciencia ficción, ‘El niño que domó el viento’ está basada en la historia real de William Kamkwamba. Pero curiosamente es la historia de un chico que “se inspira en un libro de ciencia ficción para crear un molino de viento que salve a su aldea malauí del hambre”, se lee la descripción de Netflix. El mejor momento de todo el filme, a mi juicio, es cuando después de todo, después de tantas vicisitudes, de tantos agravios, de tanta desesperanza, la luz brotó en forma de agua para reavivar la fe de un pueblo dedicado a la agricultura en la República de Malaui, en el sureste del continente africano. Es protagonizada por Maxwell Simba,Chiwetel Ejiofor y Aïssa Maïga. Está disponible para descargar y para verse en Netflix. Su primera proyección se hizo en el Festival de Cine de Sundance 2019 y en marzo de ese mismo año se estrenó en la plataforma digital. No se arrepentirá de verla.
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