Escribe desde que tenía diez años en cuadernos escolares, pero desde hace ocho años diseñó una saga de suspenso de cinco novelas que ocurren en Inglaterra, en la época victoriana.
Es la joven escritora Rosmery Paola Armenteros Herrera, nacida en Barranquilla en 1995, y residenciada en Cartagena, quien acaba de ganar el Premio Internacional Mentes Brillantes, por su novela “El secreto del Conde”.
La saga la empezó a crear cuando estudiaba en 8 Grado del bachillerato, luego de muchos años de lecturas de novelas históricas y de historias de intriga policiaca.
Esta joven nacida el 13 de octubre de 1995 en Barranquilla, y estudiante de Ingeniería Electrónica en la Universidad Tercnológico de Comfenalco en Cartagena, dice que tuvo una infancia privilegiada en aventuras y magia.
“Soñaba con cruzar las fronteras de América, desenterrar los más oscuros secretos de África y dejarse seducir por el lejano oriente”.
Todo empezó cuando a sus diez años hizo el guión de una obra de teatro para su colegio.
El vuelo imaginativo
Antes de ganar este premio, había conquistado a sus lectores de manera virtual con su novela “El Círculo De Marsias”, que tiene 23 capítulos, y será publicada por Editorial Pluma Verde de España.
La novela premiada ocurre en Londres en 1870. Sus protagonistas son Los Westhampton: cinco hermanos: Lord Wolfram el duque,Lord Marsias el Marqués, Lord Uriel el Conde, Lady Georgia y Lady Luola, que desdeñan a quienes no pertenecen a su clase social.
“Lord Uriel Westhampton, Conde de Westhampton era secretamente el mejor detective que tenía todo Bow Street, tenía que mantener esa identidad en secreto... y Londres estaba patas para arriba porque una presunta asesina estaba dando caza a marqueses”.
Epílogo
Deja en vilo a quienes le escuchan cuando dice que en el pasado fue un soldado nazi que torturó a Ana Frank.
“Pienso que debí ser una líder vikinga que conquistaba países en su honor”.
Escribe con la pasión y la convicción de que hay que escribir novelas con la misma emoción y suspenso de quien espera quedar atrapado en su lectura. Abrió la puerta a sus lectores virtuales, y desde allí, reconoció su propio pulso para pasar al libro impreso.
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