Por primera vez, desde la llegada de Nairo, Rigo, el Chavito y Supermán Lopez, quienes hacen parte de la nueva generación, Colombia nunca había saboreado una tristeza generalizada en el Giro de Italia.
Esta ronda itálica no tiene el interés de otras épocas porque no tenemos quien peleé el podio. Lástima porque sí hay montaña para sonreír.
Ellos, Nairo, Rigo, el Chavito, Supermán y más recientemente Egan Bernal, nos han enseñado a sufrir, a pulsear, pero al final a ganar y a abrazarnos de la felicidad.
Este Giro no tiene el interés para Colombia porque no tenemos a nadie que exhiba su talento en la cuesta. Nos alegramos, pero nos dio duro ese triunfo en la subida a Etna del ecuatoriano Jonathan Caicedo, quien se formó aquí en Colombia corriendo la Vuelta y el Clásico.
Cómo recordamos esos podios de Nairo, Rigo, Chaves y López. Ellos nos enseñaron a ganar, por eso hoy duele que no estén y que veamos el Giro porque nos gusta, pero con ese desinterés, sin poder pavonearnos de la emoción de ser colombianos, porque un guerrero nacido aquí en Colombia ondeaba erguido en el podio el tricolor.
Tenemos seis ciclistas en competencia (Einer Rubio, Rodrigo Contreras, Jhonatan Restrepo, Fernando Gaviria, Álvaro Hodeg y Juan Sebastián Molano), que solo aspirarán a etapas, pero... podio es podio.
Creo que todo esto se debió a la pandemia del coronavirus, que desarmó la temporada, ya que los equipos diseñan desde enero su cronograma para poner a sus líderes en las tres grandes (Giro, Tour y Vuelta). Hay que pasar rápido la página de este 2020 que nos ha golpeado a todos, especialmente a la clase trabajadora.
Vendrá la Vuelta a España y si no están Egan, López, Rigo y Chaves, quienes son los únicos con ese estatus de capo, se repetirá la historia del Giro. Esperemos que no. Y que los cuatro nos hagan emocionar porque ellos nos enseñaron a ganar.
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