Ambos reconocen que el Boca Juniors y River Plate los han hecho llorar de felicidad y tristeza.
Son hinchas apasionados, de esos que se les daña o alegra el día dependiendo de la actuación de su equipo amado.
Cartageneros de nacimiento a quienes les ha tocado ver por televisión y hacer fuerza a la distancia por estos dos equipos argentinos, que en una final inédita, definen mañana el nombre del campeón de la Copa Libertadores.
Eduardo Rafael Puello y Junior Castillo aman a Boca y River, respectivamente. Ambos esperan ansiosos la final, en la que un cartagenero estará en la zona medular del Boca: Wílmar Barrios.
El uno quiere que gane y el otro que pierda. Eduardo, afirma, hará fuerza para que Wílmar logre dar la vuelta olímpica, mientras que Junior espera que no tenga un buen día para así sacar ventaja y obtener un importante triunfo.
“Tengo 27 años y desde los 9 soy seguidor de ese Boca comandado por Juan Román Riquelme. Esa época fue buenísima, lo sigo desde ese momento sagradamente todas las semanas. Es una pasión, yo sufro por mis colores y eso que solo lo he visto jugar dos veces en vivo y en directo”, dijo Eduardo Rafael.
Tal vez es el hincha más fuerte que tiene Wílmar en Cartagena. “Desde que llegó a Boca fue una gran alegría para mí, aprovechó la oportunidad, se merece lo que está viviendo. Es tremendo jugador, orgullo de nuestra ciudad, me encanta que esté triunfando, sueño con verlo levantar la Copa este sábado”, agrega.
Pero sabe que no será fácil. La serie va 2-2 y River remata en casa. “Más allá de donde se juegue el partido estamos claros en que River exhibe un mejor nivel de juego en la cancha. En estos juegos cerrados los ganan quienes menos errores cometan y espero de corazón que sea Boca el que menos se equivoque”.
Está listo con suéter, bandera, pitos y todos sus atuendos para apoyar a su equipo en la ‘Batalla Final”.
“Veré el partido en un bar de un centro comercial con 30 hinchas más del Boca que hacemos parte de la barra Cartagena Xeneize”, agrega Eduardo, quien vive en Las Gaviotas y este año se gradúa de comunicador social y periodista de Universidad de Cartagena.
Junior, por su parte, aseguró que su amor por River no inició en su mejor momento sino en el peor en toda su historia.
“Tengo 23 años y curiosamente me enamoré de River cuando descendió en el 2011. Desde ese momento lo comencé a seguir y cuando logró el ascenso con Almeida fue la locura, he estudiado mucho de su historia, es un sentimiento que va más allá de todo, no lo puedo explicar”.
Se la pasa cargado de emociones, nada que suene a River para él es tranquilidad, pues este equipo lo pone como loco.
“En el juego de ida de la final de la Copa Libertadores estuve a punto de desmayarme. Yo he llorado mucho por este equipo. Cada vez que hace gol exploto de la felicidad. Cuando le paso algo a River pierdo el sueño, me pongo ansioso, no me hallo”, agrega.
Sobre el juego, Cantillo dice: “Jugamos mejor al fútbol, pero Boca es Boca y debemos tener cuidado. Me veré el juego con la filial de River en un bar en Getsemaní”.
Vive en Olaya Herrera y cursa tercer semestre de Comunicación Social en la Universidad de Cartagena.
Eduardo y Junior, en sitios diferentes, y a miles y miles de kilómetros de distancia, harán fuerza cada quien por su equipo para celebrar en una final histórica y que será recordada para siempre...
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