“Ahí no hay nada”, este fue el comentario general al término del juego en el que Real Cartagena perdió en casa 1-0 ante Deportes Quindío, en la segunda fecha del Torneo Águila.
¿Es prematuro el comentario de la mayoría de la prensa deportiva de Cartagena?.
Lo cierto es que en la evaluación de los dos primeros juegos, Real se raja con bajas notas en su funcionamiento futbolístico.
Y este aspecto hace que se generen dudas sobre el futuro del Real en el 2017, uno año en el que los directivos han anunciado que se le apunta a lograr el ascenso.
Esto apenas empieza, falta mucho camino por recorrer, pero no se puede ocultar que el inicio de los ‘auriverdes’ es malo.
Real no es claro en la elaboración de juego y tampoco está finito en la definición.
Los partidos se ganan es con goles. Si Real hubiera convertido la mitad de las 8 opciones que generó en los dos juegos (en la derrota 3-2 ante Unión Magdalena en Magangué y el revés 1-0 frente a Quindío) seguramente estuviéramos refiriéndonos a otra cosa.
Las victorias tapan, ocultan y camuflan en buena parte el mal accionar de cualquier equipo en el mundo, pero esto no está pasando, pues Real juega mal y pierde.
La mayoría del equipo es nuevo y el acople llega con trabajo y para eso se necesita tiempo. Pero cuántos días o meses tendrán que pasar para despegar teniendo en cuenta que con este son cinco años consecutivos en la B y que la afición no aguanta más.
El año anterior, cuando se jugaban las finales los resultados no aparecieron, entonces varios hinchas invadieron la cancha y la plaza fue suspendida dos fechas, la última de ella se cumplió el lunes anterior ante los cafeteros.
La hinchada de la Rebelión Auriverde, la más grande del equipo cartagenero, se situó a las afueras del estadio Jaime Morón y alentó al equipo en una muestra más de amor por su equipo.
Pero Real no pudo darle una victoria. Falló en su debut en casa.
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