Lo primero que hizo cuando llegó a su natal Cartagena fue visitar La Candelaria, el barrio donde se crió, para saludar a sus amigos.
Y ese gesto habla de la nobleza de Wílmar Barrios, la gran figura de Colombia en la Copa América, en la que pese a quedar eliminados en cuartos Wílmar se erigió como la gran figura.
Su presencia en La Candelaria es sinónimo de alegría. La felicidad es total al ver que un hijo del barrio está triunfando y es ejemplo para que otros menores intenten salir adelante a través del deporte.
“El Compa siempre viene, es Candelo de la cuna al cajón como nosotros”, dijo Eduardo Carrillo, futbolista profesional, nacido también el barrio y que logró compartir con él un rato, tomarse una foto, subirla a las redes sociales y recibir más de 600 me gusta.
“Wilmita está pegao, esa foto fue la locura en las redes. Me gusta por aquí, me gusta por acá, mejor dicho”, aseguró Carillo, quien así como Wílmar pudo salir adelante haciéndole el zig zag a la violencia y la drogadicción.
Carrillo aseguró que Wílmar compartió con los amigos del barrio, con aquellos que lo vieron crecer y venir de abajo. “Estaba muy feliz recordando anécdotas cuando estaba niño. Cuando yo me veo con él no hablo de fútbol. Solo le dije: compa la está rompiendo toda”. Y él me respondió: “sí, así es, estoy feliz compa”.
En la mirada de todos
Wílmar estará unos días en Cartagena descansando y recargando baterías para luego regresar a San Petersburgo y ponerse a las órdenes del Zenit, con el que hace algunos meses fue campeón en la Liga Rusa.
Sabe que hizo una buena Copa y eso lo pone en la órbita de los grandes equipos del mundo. Él, como todo un profesional, seguirá dando todo de sí para así seguir creciendo como jugador y consolidar su juego.
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