Es muy probable que la asociación más próxima que en estos lares tengamos del fútbol americano es aquel partido entre presidiarios y guardias de una prisión en Estados Unidos que se batieron a muerte por ganar. De cada diez colombianos que vieron esa escena en la película Golpe bajo: el juego final, protagonizada por Adam Sandler, puede que ocho, o los nueve, no entiendan los tejemanejes de ese deporte gringo; sino que se dejaron llevar por la armonía afinada entre drama y humor que se logró en ese filme.
Otra de las cercanías culturales o mediáticas entre Kansas City, los Chiefs son los actuales campeones del fútbol americano, y la ciudad que anda ilusionada con el Real Cartagena, que se puede mencionar es identificar qué es el Super Bowl, Supertazón en habla hispana, la gran final del fútbol americano donde se enfrentan los campeones de la Conferencia Nacional (NFC) y de la Conferencia Americana (AFC). Este es uno de los eventos más multitudinarios y televisados a nivel mundial que se celebra el segundo domingo de febrero. Lea: Entérese de todo lo del Super Bowl de Estados Unidos
Sin embargo, hace años el fútbol americano sufre una pérdida de importancia que se evidencia en el decrecimiento de las cifras de rating que alguna vez tuvo el Super Bowl. Hace un tiempo ponía a 120 millones de estadounidenses y a cien millones de personas en todo el mundo a ver una pantalla, por lo que sus franjas publicitarias durante el partido son las más caras de la televisión en Estados Unidos, en las que muchas marcas y empresas deciden comprarlas para mercadear sus anuncios más costosos, sus mayores producciones o los adelantos de películas. Por ejemplo: en 2019, un espacio de 30 segundos durante el partido costó cerca de 7,7 millones de dólares.
¿Por qué pierde aceite?
Según la periodista deportiva, Mina Kimes, NFL, liga de fútbol americano, “es un nombre propio, pero también es un sustantivo común, un hobby tan universal en los Estados Unidos como salir a correr o leer; y enfrentémoslo, posiblemente es más popular que leer”. Sin embargo, Kimes informó, en un reportaje sobre el posible declive del deporte más popular en Estados Unidos, que desde 2016 los ratings vienen en picada hasta en cifras de doble dígito.
Una de las principales causas que yace sobre la mesa es el papel que tuvo la NFL con relación a las protestas tras múltiples casos de violencia policial contra afroestadounidenses, pues la Liga permitió que los jugadores se arrodillasen mientras sonaba el himno nacional, como protesta pacífica en contra del racismo en 2016 y 2017. Licencia vilipendiada duramente por el entonces presidente Donald Trump, quien emprendió una campaña para boicotear, no comprar boletas ni consumir los productos deportivos, guante que millones de personas se pusieron, lo que repercutió en la pérdida de caché. Lea: Los mejores comerciales del Super Bowl 2022
“Tratar de descifrar lo que afecta a la NFL es un poco como usar el internet para auto diagnosticarse de una terrible jaqueca: se pueden encontrar docenas de razones que pueden provocar grados variantes de pánico, todas apoyadas en algún grado variable de evidencia. Lo que sí se evidencia en encuestas es que distintos grupos poblacionales han perdido interés por el deporte”, expone Kimes.


Mina Kimes.
El celular, un verdugo de la televisión
Otro yugo para el fútbol americano, que sigue siendo el rey en la audiencia gringa, lo encuentran muchos analistas en la irrupción de los dispositivos móviles. “Probablemente me pierdo el tercer cuarto. Es usualmente lo que sucede porque estoy en mi teléfono. Usualmente no me siento a ver la TV”, cuenta Mina Kimes que le expresó una fuente.
Y es que así como es potente la relación entre NFL y televisión, así de vulnerable está frente a plataformas como Netflix o TikTok con una oferta de entretenimiento inagotable, que se puede pausar, reproducir o hasta denunciar. Ese control de los elementos para el humano muchas veces es una especie de droga. Le puede interesar: “¡Fue una chimba!”: Rihanna describe su show del Super Bowl a Karol G
La erosión de estas nuevas tecnologías ha erosionado los ratings de todos los deportes anclados en la televisión; por consiguiente, muchas voces instan a reinventar las duraciones de partidos de fútbol americano, su proyección y su aparato mediático para que se capaz de enamorar a la gente joven.
Por las películas filmadas, hace años se podía decir que el Olimpo de los deportes en Estados Unidos lo conformaban el fútbol americano, el béisbol, el baloncesto y el hockey; no obstante, según diversos análisis de audiencia y posicionamiento en la web, el fútbol como lo conocemos en Latinoamérica lleva años creciendo en importancia entre los gringos.
Y no es un proceso artificial y mediático como el convenio entre la NFL y las grandes cadenas de televisión, sino que ha sido una evolución exponencial y sostenida en el tiempo que hoy se comprueba en los grandes nombres que conforman las selecciones masculina y femenina de EE. UU., como por ejemplo: Christian Pulisic, Weston McKennie, Timothy Weah, Sergiño Dest; y las espectaculares futbolistas: Megan Rapinoe, Alex Morgan.
El soccer y su constante evolución puede que le estén quitando protagonismo al fútbol americano y a otros deportes anteriormente emperadores en el país del norte.