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Sheyla Muñoz: “el deporte es el mejor camino para alejarse de las drogas”

La campeona mundial de patinaje, Sheyla Muñoz, nacida y criada en el barrio El Líbano, aseguró que en la vida hay que tomar buenas decisiones para tener un mejor futuro. Prometió ayudar a las nuevas generaciones.

CARLOS CABALLERO VILLA

05 de agosto de 2019 12:00 AM

El Líbano ha sido un barrio en el que hemos visto a muchos deportistas con un talento especial tomar malos caminos, elegir mal y después pasar más dificultades de las que ya tenían. Hay que ser fuerte mentalmente para no dejarse llevar por las cosas malas y de verdad que en lo personal me hizo muy feliz el título mundial conseguido por Sheyla Muñoz, esa pelaita nacida y criada en esta vecindad que hoy es orgullo nuestro”.

Julio Martínez, docente de profesión y criado en El Líbano, un populoso barrio de Cartagena, describió así el logro de Sheyla Muñoz, en el Mundial de Patinaje de Barcelona, España.

Nació un 22 de junio de 2002 (tiene 17 años), mide un metro con 65 centímetros y pesa 57 kilogramos.

Locura total

Ella se convirtió en la juvenil más rápida del mundo en la prueba de 100 metros carriles. En la competencia, Muñoz prendió motores para jamás ser alcanzada, en una de las pruebas hoy por hoy más emocionantes del patinaje.

Fue locura total, felicidad infinita, se abrazó con sus amigas, con su entrenador, tomó la bandera de Colombia y se paseó como grande ante el aplauso de miles de aficionados. Fue un momento único.

“Le dejé todo en las manos a Dios, la carrera fue durísima, pero hice la mejor salida de mi vida y llegué a la meta de primera. Nunca había tenido una salida tan rápida, le pedí mucho al Todopoderoso que me diera las fuerzas para ganar. Lo hice y aún no me lo creo, estoy feliz”, dijo emocionada la joven que vive los días más felices de su vida.

Su familia

Su nombre completo es Sheyla Alejandra Muñoz Maza, hija de Rafael Muñoz y de Bertha Maza, ingeniero y docente, respectivamente. Tiene dos hermanas: Keila y Shaira, quienes también practican patinaje. Su familia es su vida y cada vez que se pone los patines no solo piensa en ser grande por ella sino por sus seres queridos.

“Mi familia es mi principal motivación, lo que más impulsa a seguir adelante, son el gran motor de mi vida”, asegura Sheyla.

El 13 de julio

Los ojos de Rafael se humedecen al recordar ese 13 de julio cuando Sheyla se convirtió en campeona mundial. “Como pude compré los tiquetes con la tarjeta de crédito para acompañar a mi hija. El día de esa prueba estaba un poco nerviosa y me dijo que la calle estaba muy rápida por la bajada, pero yo conociendo lo que tengo le respondí: en El Campestre te enyesamos la muñeca, te cogimos 3 puntos en la barbilla, te has raspado las rodilla y los codos de gratis. Esto no se vive todos los días, tienes que entregarlo todo, que lo demás es lo de menos. Y así fue, gracias a Dios hizo una carrera perfecta”.

Papá orgulloso

Es un papá feliz, orgulloso. “Como hija es una niña muy aplicada, callada, no es expresiva hay que hablar mucho con ella, tanto mi persona como su mamá ya hemos aprendido a conocerla cuando algo le incomoda, es una niña que escucha, respetuosa en casa y, además, en las competencias”.

Apoyo total

Doña Bertha está que se habla solita, no aguanta más, lo dice. “Siempre está dispuesta a practicar su deporte, nosotros la metimos en un deporte como una disciplina, pero nunca pensamos hasta donde podía llegar, siempre la hemos apoyado independientemente gane o pierda, siempre le he dicho si gana o pierde yo celebro porque no todo niño es capaz de competir y demostrar cualidades, creo que eso ha sido la base de su éxito. Tiene nuestra confianza y lo demás es algo innato de ella”.

Hace parte de Alianza Club, que preside Francisco López, quien ha sido fundamental su vida y la ha ayudado salir adelante en este fascinante deporte.

Sus metas

Tiene grandes sueños por cumplir, sabe que tiene las condiciones para ser grande en este deporte.

“Quiero ser como Chechi Baena (24 títulos mundiales) y Yercy Puello (29 títulos mundiales). Ellas han sido para mí las más grandes del patinaje. Deseo ganar muchos títulos mundiales como ellas”, asegura.

Pero su intención va más allá, sabe que ella se crió en un barrio difícil y le ha tocado ver y escuchar historias no muy gratas.

“Quiero ser ejemplo de los niños que se inician en el patinaje, tener charlas con ellos y poder guiarlos al camino correcto. En el barrio en el que yo vivo hay mucha droga, a los padres de los niños les digo que el deporte es la mejor salida, es una gran alternativa para que lleguen lejos en la vida”, recalca.

Cursa grado 11 en el colegio Fernando Aragón, es amante de la música, en especial del regaetton y la bachata, come de todo y le gusta mucho ver películas e ir a cine.

Es sobrina de Óscar Matute, quien como beisbolista fue uno de los grandes bateadores de Bolívar y representó en el pasado los colores de la selección Colombia.

“Mi tío me sirvió de inspiración para luchar por destacarme en el patinaje”, agrega con una amplia sonrisa en su rostro.

Su vida en el patinaje apenas empieza, el futuro le sonríe a Sheyla y ella seguirá esforzándose al máximo para hacer realidad cada uno de sus sueños.

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