Después de perder 19 jugadores en el accidente del vuelo 2933 de LaMia, el 28 de noviembre de 2016 en Cerro Gordo (La Unión, Antioquia, Colombia), se dudó mucho sobre el futuro de la Asociación Chapecoense.
Tras recibir el recocimiento como campeón de la Copa Sudamericana, cuya final viajaba a disputar con Atlético Nacional antes de la caída de la aeronave boliviana, muchos elencos y entidades prometieron gestos de solidaridad con los brasileños: préstamo de jugadores, donaciones de dinero, inmunidad de descenso, entre otros tópicos.
No obstante, el presidente interino en el tiempo de la tragedia, Iván Tozzo, rechazó el tema de no bajar a segunda categoría durante tres años con la siguiente frase: “Si perdemos, caeremos y nos levantaremos; si ganamos, celebraremos y seguiremos”.
Pues bien, un año después del fatídico día, el cual se conmemorará hoy con diferentes actos (ver ayudas), esta escuadra cumplió con el principal objetivo: no llegar a la segunda categoría del Brasileirao.
Con 37 partidos disputados, el “Verdao” sumó 51 unidades (14 ganados, 9 empatados y 14 perdidos), permitiéndose la permanencia, algo impensando por la reestructuración que llevó a cabo.
¿Cómo se reconstruyó?
Unos pocos meses después del accidente en las montañas de Antioquia, el presidente Plinio David de Nes Filho comentó a la prensa de su país que el nuevo proyecto deportivo iba a basarse en la implementación de jóvenes talentosos y guerreros.
“El Chapecoense es un club que maneja una estructura definida. No descartamos contratar algún futbolista con experiencia internacional, pero no por ahora. Queremos un equipo valiente, guerrero”, fueron sus palabras.
A partir del préstamo de jugadores de otros clubes, principalmente de Brasil, se comenzó a regenerar el entramado del elenco.
De los 40 inscritos, entre mayores y categorías menores, hay ocho futbolistas que provienen de las canteras, mientras que el resto llegó desde otros cuadros después de la calamidad.
Finalizando el 2017 se dio el lujo de contar con cuatro extranjeros: Emilio Zeballos (Uruguay), Luis Manuel Seijas (Venezuela), Fernando Guerrero y Cristian Penilla (Ecuador).
Además, para 2018 espera contar con dos de los sobrevivientes (ver protagonistas) en las canchas: Alan Ruschel, quien ya regresó, y Helio Neto, que se pone a punto. “Hemos tratado de conformar un equipo competitivo, ha sido duro después de la tragedia, pero ponemos lo mejor de nuestra parte”, comentó el presidente.
Deuda internacional
El gran logro de “Chape” fue salir campeón del certamen Catarinense, el cual es de condiciones regionales.
No obstante, ese era uno de los cinco que disputó a lo largo del año, de los cuales tres fueron de corte internacional: Copa Libertadores, Recopa y Suruga Bank.
A la Libertadores clasificó por ser campeón de la Copa Sudamericana y, tras pasar una fase previa, se ubicó tercero en el grupo G del certamen (siete puntos), quedando eliminado en esa ronda por Lanús (por alineación de un jugador sancionado) y Nacional de Uruguay.
Por su parte, el 4 y el 10 de abril jugó la Recopa contra Atlético Nacional. El primer encuentro lo ganó 2-1 y, en el de vuelta, cayó 4-1.
En la otra oportunidad de obtener su segunda conquista internacional, la Suruga Bank, también sufrió una derrota contra el Urawa Red Diamons de Japón (1-0).
Seguir subsistiendo
Los retos para Chapecoense siguen siendo elevar su economía, como lo reconoce su máximo dirigente, y dar la pelea en el torneo brasileño, con la intención de tener acción en el plano extranjero.
Los mismos encargados saben que la tragedia marca la historia del club, pero quieren que los dejen de ver como víctimas y para eso le apuestan a un proyecto deportivo lento, pero que va seguro de cara al futuro próximo.
Comentarios ()