Profesor Henry Calderón ¿cómo está?, ¿ha hablado con Wílmar?
“Estoy chateando con él en estos momentos, me dice que está viviendo uno de sus grandes sueños”, me respondió Calderón, entrenador de Wílmar Barrios, el cartagenero que será titular mañana con Boca Juniors, que recibirá a las 3 de la tarde a River Plate en el estadio La Bombonera, en el juego de ida de la final de la Copa Libertadores.
“Ya te pongo en contacto con él por aquí mismo”, me dijo Calderón.
Entonces intenté hacerle algunas preguntas, pero Wílmar decentemente dijo: “Hermano qué más, con el mayor de los gustos, pero ahora mismo, previo al juego, el club no lo permite porque dieron la orden que solo se hablara en rueda de prensa y con los jugadores que ellos mismos asignen. Recientemente solo dieron declaraciones Pablo Pérez y Magallán en conferencia de prensa. Todo bien... hablamos después de todo esto ‘papa’, eso va".
Entendible desde todo punto de vista, así que solo respondí “con todas crack, éxitos”.
Entonces le pregunté al profesor Calderón, padre futbolístico de Wílmar Barrios, qué recomendaciones le dio a su pupilo previo al juego.
“Le dije que se visualizara ganando esa Copa, que entregara todo en la cancha y que se encomendara a Dios”, sostuvo Calderón.
Y Wílmar le respondió “el sueño se termina cuando gane esa Copa Libertadores y ya sea una realidad”.
La emoción de Rafael
Mientras tanto, en Cartagena, Rafael Barrios, padre de Wílmar, hace fuerza para que a su hijo le vaya bien y saque las mejores notas.
“Lo que siento es algo inexplicable. Las palabras no me alcanzarían para que entendieran lo que hoy siento. Es una final inédita y mi hijo está ahí, estoy emocionado, yo soy el primer hincha de Boca en Cartagena, de corazón deseo ese título porque ahí está mi sangre”, aseguró Barrios.
Afirma que siempre vio en Wílmar condiciones especiales como jugador. “Tenía todo para llegar a la profesional y así lo hizo. Nunca pensé que podría jugar un Mundial y una la final de una Libertadores tan pronto. Eso ha sido con base al trabajo y al esfuerzo de él”, sostuvo don Rafa, quien agregó que “no podré acompañarlo en el primer juego porque mi trabajo no me lo permite, pero si Dios así lo quiere y todo se da, estaré presente en Buenos Aires en el segundo juego”.
Los niños del barrio
La Candelaría, el barrio donde Wílmar nació, está de celebración, para sus habitantes este es un noviembre diferente porque a las Fiestas de la Independencia se le suma la participación de un hijo suyo en una final que ha llamado la atención en el mundo del fútbol.
En las calles de esta vecindad, los jóvenes patean balones y dicen: “vamos Wílmar”.
Raúl Páez, un niño de 12 años, quien vive en La Candelaria y juega como volante en el equipo de Comfenalco, asegura que: “Wílmar salió de aquí, estar en esta final es un regalo de Dios. Estamos con Boca Juniors”.
Sus deseos van más allá. “La celebración sería más especial si se gana con gol de Wílmar”, agrega Raúl, hijo de Bether, quien se gana la vida vendiendo pescado en el mercado y de Nebis, una humilde vendedora de fritos.
Raúl pone a volar sus sueños, esos mismos que tuvo Wílmar en sus inicios en este deporte cuando pateaba balones en las polvorientas calles de este barrio humilde. “Quiero llegar lejos como él, deseo triunfar en el fútbol”.
Sí. La Candelaria y toda Cartagena estará de alma y corazón con Wílmar.
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