Aunque pueda parecer que en el derecho todo está escrito y que solo de cuando en cuando salen algunas reformas, en especial con lo densos que son los códigos y manuales, la realidad es que no es así. Siempre habrá vacíos, situaciones nuevas o poco estudiadas, leyes imperfectas u obsoletas y otros detalles que requieren de atención especial, pero quizás su estudio y revisión está fuera del interés o el conocimiento del jurista promedio. De hacerle frente a todo eso se encarga la investigación jurídica.
¿Qué es?
Como su nombre lo indica, se trata del estudio del derecho en sí, particularmente, en lo que respecta al sustento teórico de este oficio y cómo influye en la toma de decisiones. Va más allá de hacer lo que dicen las normas y está encaminada a examinar el porqué de estas. Cualquiera que realice una maestría en derecho o un doctorado hace investigación jurídica.
“En ese nivel, el abogado le apunta a adquirir un conocimiento pleno y completo de su área para así desarrollar saberes nuevos, lo que lleva a la renovación del campo en distintos ámbitos. La teoría del delito que se enseñaba hace 50 años no es la misma que se enseña hoy”, afirma Álvaro Salgado González, abogado penalista y director de la maestría en Derecho Penal de la Universidad de Cartagena (UdeC).
Hay “tres niveles de investigación. Uno es el de las teorías jurídicas, el nivel más abstracto, donde se discuten problemas relativos a la justicia y los valores en la profesión. El segundo nivel es el doctrinal, que comprende los modelos interpretativos, la forma cómo se aplica el derecho en determinadas áreas y la evaluación de la eficacia jurídica interna de las disposiciones y normas jurídicas. El tercer nivel sería el de la investigación socio-jurídica, que se orienta a discutir los problemas de la realidad social a partir del derecho”, explica Yessid Carrillo, abogado, doctor en Derecho. Le puede interesar: ¿Quiere especializarse en derecho? Estas son algunas alternativas.
Álvaro Salgado González
Añade que esta disciplina, “ha existido desde hace mucho tiempo, lo que ocurre es que no se llamaba así. La ciencia del derecho tal y como la conocemos hoy surge en el siglo XIX y sus técnicas estaban orientadas fundamentalmente a la forma cómo se interpretaba y se aplicaba la ley. A finales del siglo, se comenzó a hablar de una técnica o una tecnología jurídicas en oposición a una ciencia jurídica abstracta y formal, que no tenía ningún impacto en la realidad social ni en la práctica judicial y una sociología jurídica que también se desconectaba de las prácticas reales de los jueces y abogados”.
Aplicaciones
Según Carrillo, son cuatro los niveles donde la investigación jurídica tiene impacto: la práctica judicial, la administración pública, la academia y la ciudadanía. Así, un investigador podría estudiar la normatividad vigente en el mundo en torno a temas como la reincidencia, para examinar el proceder de otros Gobiernos y qué resultados han obtenido.
También podría estudiar la evolución las leyes relacionadas con la propiedad a lo largo de la historia de su país o qué decisiones se han tomado en diferentes juicios.
Todo esto es de utilidad a otros peritos en su profesión, al darles una perspectiva más amplia del potencial del derecho, más allá del acto de litigar, lo que a su vez tiene ayuda a la hora de modificar la legislación vigente, si algunos problemas así lo exigen. Aunque la oferta en educación posgradual en nuestro país incluye maestrías en diversas ramas del derecho, lo mismo no ocurre con los doctorados, pues de los 19 programas de este tipo en el país, solo hay uno en Derecho Procesal y otro en Derecho Público. Puede leer: Especializaciones en derecho, ¿entre más, es mejor?
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