Presupuestos generosos, equipos de trabajo exclusivos y variadas herramientas para materializar iniciativas son algunos de los elementos que se asocian a las buenas prácticas de responsabilidad social, sobre todo en los últimos años cuando esta se ha convertido en un asunto relevante a nivel mundial, no solo por los beneficios positivos en la sociedad sino porque es sinónimo de estatus corporativo.
Y sí, entre más esfuerzos dispongan los privados para resarcir el impacto de sus actividades económicas en el entorno y en adaptarlas de acuerdo con el contexto, mayor será la contribución al desarrollo sostenible.
¿Cuál es el problema entonces? Que las pequeñas y medianas empresas no tienen las condiciones económicas ni de talento humano para responder a los referentes que imponen las grandes compañías, provocando que se restrinjan las acciones a favor del desarrollo sostenible de este modelo empresarial por la percepción de que no se cuenta con la capacidad para aportar como se requiere. Puede leer: Ley de Inversión: los cinco beneficios tributarios para las Pyme aprobados.
La relevancia de las pymes
La cuestión es que las pymes son mayoría: de acuerdo con Naciones Unidas son la ‘espina dorsal’ de la economía pues suman más del 50 % del PIB a nivel global, representan el 90 % del sector empresarial y crean alrededor del 70 % de los puestos de trabajo. En Colombia, aportan el 40 % del PIB, representan el 90 % del tejido empresarial y general alrededor del 80 % de los empleos, según datos del Dane publicados en 2020.
“El papel de estas pequeñas y medianas empresas es clave para asegurar la prosperidad de los territorios, generar empleo, ofrecer oportunidades de formación y desarrollo de carreras profesionales y, por lo tanto, conseguir la erradicación de las desigualdades”, se destaca en la declaración del Pacto Mundial, la iniciativa de la ONU que lidera la sostenibilidad empresarial en el mundo. Le puede interesar: Así puede ayudar a pequeños y medianos comerciantes.
Las acciones
Con la hoja de ruta ya definida en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el reto es adaptar las capacidades de la pymes a estas metas. Para ello, la Red Española del Pacto Mundial propone una guía detallada que sugiere cómo encaminar la responsabilidad social a partir de la relación con empleados, proveedores, clientes y consumidores, comunidad y medioambiente.
El Universal le presenta las más destacadas:
Con empleados
- Implementar un código de conducta en la empresa que se base en el respeto de los derechos humanos, la transparencia y que establezca medidas contra el fraude. El modelo de informe más usado es el de la Global Reporting Initiative (GRI).
- Contratar personas en situación de vulnerabilidad: parados de larga duración (trabajadores desempleados hace más de un año), jóvenes, personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social.
- Promover medidas de conciliación laboral: flexibilidad horaria, compensación por horas extraordinarias, teletrabajo.
- Educar a empleados en materia de transparencia y derechos humanos.
- Informar al personal de la empresa de las diferentes maneras de ayudar en crisis humanitarias y catástrofes naturales.
- Establecer un plan formativo en materia de igualdad.
- Promover hábitos de producción y consumo sostenible entre los empleados mediante charlas informativas o a través los medios de comunicación internos de la empresa.
Con proveedores
- Apoyar a emprendedores.
- Fomentar la contratación de empresas locales, impulsando la economía local y reduciendo los impactos ambientales.
- Contratar a proveedores que trabajen con productos ecológicos, que cuenten con energías renovables y sistemas eficientes, para apostar por un crecimiento económico sostenible.
- Formar alianzas con otras empresas para juntos alcanzar el cumplimiento de los ODS.
Con clientes y consumidores
- Ofrecer productos y servicios accesibles.
- Implementar procesos adecuados para garantizar la seguridad en los productos y servicios de la empresa.
- Realizar acciones de comunicación y marketing que promuevan valores éticos y sostenibles.
- Incluir los ODS en la memoria de sostenibilidad explicando las contribuciones de la empresa al desarrollo sostenible y alinear la RSC de la empresa con los ODS, integrándolos en la cultura de la empresa.
Con la comunidad y el medioambiente
- Patrocinar campañas solidarias o eventos benéficos.
- Participar en proyectos de cooperación al desarrollo, en programas de voluntariado y/o apoyar iniciativas a favor del desarrollo sostenible.
- Reducir el consumo energético y del agua: instalar sistemas más sostenibles y eficientes como grifos y luces con sensores de movimiento para conseguir un ahorro energético y reducir el impacto medioambiental, y sustituir los combustibles fósiles, en la medida de lo posible, por energías renovables.
- Disminuir los residuos y materiales contaminantes y sustituirlos por otros más sostenibles además de reciclar lo máximo posible en todos los niveles de producción de la empresa.
- Invertir en tecnologías sostenibles.
- Evitar las impresiones en papel no imprescindibles
- Realizar planes de mitigación, reparación, compensación o de emergencia ambiental.
- Invertir en zonas verdes en el entorno de la empresa o crear techos verdes en el propio edificio de la organización, es decir, cubrir total o parcialmente la azotea del edificio con vegetación.
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