Salud


¡Basta de mitos sobre el trastorno afectivo bipolar!

Esta enfermedad mental tiene un trasfondo complejo detrás del sentido banal que ha adquirido en la sociedad. Crear consciencia es vital para un adecuado diagnóstico y tratamiento.

El término “bipolar” se ha popularizado en los últimos años. Es frecuente escucharlo en expresiones entre amigos y hasta en canciones, para hacer referencia a alguien que tiene cambios de humor repentinos, que pasa de la risa al llanto, que un día está alegre y al siguiente no.

Pero esta acepción arbitraria poco tiene que ver con el trastorno afectivo bipolar, una enfermedad mental crónica, y en cambio aumenta el estigma sobre quienes la padecen, dificulta su diagnóstico y tratamiento, al considerarse como algo intrascendente.

De la mano de la sicóloga clínica cognitivo conductual, Sumaya Palomino y con el apoyo de diversos recursos de organizaciones de salud, abordamos algunos de los mitos alrededor este trastorno:

Si tiene cambios repentinos de ánimo, es bipolar

El trastorno bipolar no solo se traduce en cambios de ánimo, implica el aspecto emocional, alteraciones en el juicio racional, falta de energía, atención dispersa, déficit en la memoria, depresión, inseguridad emocional y baja autoestima, de acuerdo con la especialista.

“Se caracterizar por la alternancia de episodios maníacos y depresivos separados por periodos de estado de ánimo normal. Durante los episodios de manía, el paciente está exaltado o irritable, hiperactivo con la autoestima elevada y disminuye su necesidad de dormir”, dice la OMS.

También hay periodos de hipomanía que una variante menos intensa de los episodios maníacos y de depresión, que se traducen en la pérdida de interés, fatiga, sentimiento de inutilidad, desesperanza y deseos de morir.

Los pacientes con trastorno afectivo bipolar no pueden llevar una vida normal

La inestabilidad de estos pacientes lleva a la concepción de que no pueden llevar una vida tranquila, equilibrada, construir relaciones de pareja ni tener un trabajo estable. Pues esto sí es posible sobre todo si el diagnóstico es temprano porque permite la prevención de ciertos síntomas. “Es necesario crear una terapia sicológica para cada paciente junto con la atención siquiátrica que determina la medicación. Estos dos componentes resultan eficaces para controlar tanto los episodios maníacos como los depresivos”, explica la sicóloga Palomino.

Añade que con la correcta atención médica, los pacientes pueden tener éxito laboral y relaciones amorosas; en estas últimas es vital que ambas partes se esfuercen para que la pareja sea estable.

Es una enfermedad poco usual y tiene mayor incidencia en las mujeres mayores de 50 años

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 45 millones de ciudadanos en el mundo padecen de la enfermedad bipolar, es decir, que no es un trastorno poco común. Además, incide por igual entre razas, géneros y estratos sociales.

“Los factores hormonales de hombres y mujeres explican los diferentes síntomas; las mujeres sufren más de episodios depresivos, mientras que los hombres, de episodios maníacos en su mayoría”, comenta Sumaya Palomino.

La tendencia al suicidio es mayor

Debido a los periodos de depresión y los síntomas que desencadena, la enfermedad bipolar se asocia con la tendencia al suicidio. Aunque es innegable la inclinación a atentar contra la propia vida, especialmente en las fases tempranas de la enfermedad, los trastornos alimenticios tiene tener una incidencia mayor sobre quienes deciden suicidarse, según la Fundación Española de Siquiatría y Salud Mental. Hay medicamentos específicos que disminuyen las probabilidades de conductas suicidas en quienes tienen diagnóstico del trastorno bipolar.

“En el punto más bajo de la depresión, estos pacientes carecen de iniciativa para hacer algo trágico, no tienen energía ni determinación para llevar a cabo el suicidio”, sostiene la sicóloga clínica.

Además de los medicamentos
La terapia cognitiva conductual ayuda a reestructurar los pensamientos de los pacientes bipolares y a que construyan su proyecto de vida. La meditación, llevar una vida sana y dormir las horas necesarias, también contribuye a alcanzar estos logros.

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