Un ancla del subdesarrollo en Cartagena

El panorama es desolador en Cartagena. La mala alimentación en el embarazo no solo se refleja en el llanto de madres y en el desarrollo de sus hijos, sino que es una de las principales causas del rezago social.

El embarazo es un sueño para aquellas mujeres que desean tener hijos. Y así como es para ellas una de las etapas más importantes, también es una de las más riesgosas debido a diversas complicaciones relacionadas con el cuidado y los controles médicos, elementos claves en aras de garantizar la salud del feto y de la madre.

En esa etapa, según el doctor Henry Vergara Sagbini, uno de los pediatras más reconocidos en Cartagena, se forman las innumerables neuronas en el cerebro del niño. “Todos los niños al momento de la concepción tienen muchas neuronas que lo hacen capaz de aprender todo lo que necesita, y cuando la desnutrición irrumpe en el proceso a ese niño se le condiciona su vida”, expone el médico.  

Y agrega: “Es importante señalar que, al momento del nacimiento, ya el ser humano tiene el 60 y 70% del desarrollo neuronal, y cuando el niño alcanza los seis años tiene 100% de su desarrollo neurológico. Es entonces en ese tiempo el periodo más importante que pueda tener el ser humano porque ahí es donde germina la inteligencia, las cualidades, la capacidad de resolver problemas, la capacidad de aprender tanto lo bueno como lo malo, entonces es muy importante que la educación junto con la calidad alimenticia y el hábitat de estos niños sean los mejores”.

Más de un millón de habitantes, el 75% de la ciudad, vive en condiciones de pobreza o de miseria. Además, hay entre 75 mil a 80 mil tugurios que están en la parte más pobre de la ciudad. En esas partes viven o sobreviven familias que no están en condiciones de darle a sus hijos ni la mejor alimentación ni mucho menos la mejor educación”, dice Vergara sobre lo desolador que es el panorama en Cartagena.

Por consiguiente, la nutrición es un factor fundamental en la etapa de gestación, pues es vital para el desarrollo del bebé. La alimentación debe ser rica en carbohidratos, proteínas y grasas saludables, preferiblemente de alimentos naturales y no enlatados o con ingredientes químicos.

“La alimentación en el embarazo debe ser lo más saludable y natural posible. Esta debe ser individualizada con respecto a la paciente. Nosotros como médicos establecemos el estado nutricional del paciente cuando comienza el embarazo. Este control es ideal llevarlo a cabo antes de la gestación; pero, en la realidad, solo la cuarta parte de las embarazadas que ingresan a la clínica tienen un peso ideal” , precisa Sergio Girado Llamas, médico ginecobstetra de la clínica Maternidad Rafael Calvo.   

Sin embargo, no todas las madres se alimentan de forma adecuada en la etapa de gestación. Como fue el caso de Doraine Marrugo, una madre de 25 años proveniente de Nelson Mandela, un barrio popular de Cartagena, quien quedó embarazada a los 22 años. Ella comenta que por problemas de ovarios poliquísticos su embarazo no se reflejó hasta los tres meses de gestación.


Durante ese tiempo ella no se alimentó adecuadamente, también a medida que avanzaban los meses de embarazo su alimentación era escasa debido a que proviene de una familia de escasos recursos y tampoco contaba con la ayuda del padre del bebé.

“En mi casa viven bastantes personas, por eso solo hacen dos o una comida al día para que así pueda alcanzar para todos, y muchas veces no hay plata para comprar comida. Cuando estaba embarazada no siempre comía en los horarios recomendados por el doctor; y, cuando en mi casa no había, me iba para donde un familiar para poder comer”, narra.   

Como consecuencia, su embarazo fue de alto riesgo, lo que provocó que su bebé naciera antes de tiempo con 29 semanas, prematuro y con bajo peso. Tres días después de dar a luz, le dieron de alta, pero el recién nacido se quedó internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por su delicado estado de salud. Allí duró un mes y seis días en cuidados básicos, hasta que le dieron de alta.   

 Actualmente, Samuel, el hijo de Doraine Marrugo, tiene tres años y aún presenta complicaciones por su peso y tiene que estar en constante chequeo médico y tomando medicamentos. Un suplicio derivado de una deficiente alimentación en el embarazo.


Historias como esta son comunes en Cartagena, especialmente entre los habitantes de estratos socioeconómicos bajos. Sin embargo, el doctor Giraldo subraya una tesis: ser pobre no es sinónimo de no comer bien.

“Cuando las mujeres tienen bajo peso o comienzan el embarazo desnutridas, van a tener fetos pequeños y, más adelante, van a tener niños con bajo peso. Entre tanto, ser pobre no debe relacionarse con una mala alimentación, porque cuando se obtiene una buena educación tanto escolar, familiar y médica, la paciente entiende que hay formas económicas de comer. No se trata de comprar lo más caro, se trata de saber qué se debe comprar y qué no. Pero sí podemos resaltar que es frecuente que la mala nutrición abunde en los cordones de pobreza”, explica el médico con relación a las consecuencias que provoca la mala alimentación.

Giraldo Llamas también comentó que a las madres se les ofrecen todas las ayudas, pero solo ellas deciden si se cuidan o no. 

  “Nosotros como médicos ofrecemos la ayuda médica, les hacemos el diagnóstico. Ya la EPS se encarga de darles los medicamentos, pero no podemos hacer más. Todo queda en manos de la persona y solo depende de ella su cuidado o no. El 90% de la población tiene acceso a una EPS, pero hay personas que no van al médico, aunque tengan los beneficios en sus manos”, manifiesta el ginecobstetra.

Haciéndole el quite a la pobreza

Hay muchas embarazadas y madres que con las uñas desatan los cordones de la pobreza en Cartagena. En el barrio La Candelaria, Elis Álvarez Vanegas es madre de dos niños y tiene 32 semanas de embarazo. Ella explica cómo resiste los embates económicos para proporcionarle la mejor, dentro de sus posibilidades, alimentación diaria al pequeño que lleva en el vientre. 

“Yo me alimento normal, como mi buen desayuno, pero al almuerzo no le presto atención porque paso tomando líquido durante la tarde. Posteriormente, ya después en la cena, como arroz, protagonista en mis comidas. También la proteína y el jugo, hasta el día siguiente. Cada vez que vengo a mis chequeos médicos me dan unos requerimientos de todo lo que debo consumir”, relata Álvarez.  

La mujer también expresó que supo de la importancia de la buena alimentación con los primeros controles del embarazo. “Cuando comencé mi embarazo, en las primeras citas de control, nos hicieron charlas para saber qué deberíamos consumir y qué no, y también la importancia de la alimentación en la etapa del embarazo”, finaliza. 

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