Farándula


Alberto de Mónaco se casa con Charlene Wittstock

REDACCIÓN MUNDO

02 de julio de 2011 12:01 AM

El príncipe Alberto II se casó el viernes con la sudafricana Charlene Wittstock, en una ceremonia civil largamente esperada que convirtió a la ex nadadora olímpica en princesa de Mónaco.     
Wittstock sucede a la belleza hollywoodense Grace Kelly, quien se casó con el padre de Alberto, el príncipe Rainiero III, en 1956, tuvo tres hijos con él y murió en un accidente vehicular en 1982.     
Los residentes del principado, un parque de diversiones de los ricos y famosos del mundo, atestaron la plaza frente al palacio donde se realizó la ceremonia con la esperanza de ver a los recién casados en la primera de dos jornadas de festividades.     
Wittstock vistió una chaqueta de seda azul con una falda pantalón, creación de la casa Chanel para la ceremonia civil, a la que seguirá hoy una ceremonia religiosa y una cena de gala.     
Al preguntarles si se tomaban por esposos, ambos respondieron en voz baja “oui”. A continuación el presidente del Consejo de Estado, Philippe Narmino, pronunció la fórmula, “los declaro unidos por los lazos del matrimonio”.     
La pareja firmó el registro con una pluma de oro y piedras preciosas, adornada con su monograma, creada especialmente por la casa alemana Montblanc.     
“Una nueva página en la historia del principado comienza hoy”, dijo Alberto a los ciudadanos en un hermoso discurso. “Sé que la espontaneidad de Charlene y su generosidad florecerán por completo, para la gran satisfacción del principado y sus habitantes”.     
Los 7.618 ciudadanos de Mónaco fueron invitados a beber cocteles en la plaza luego de la ceremonia que pudieron ver en unas pantallas gigantes colocadas frente al palacio. A pesar del bochorno algunos de los asistentes llevaron sus mejores galas para la ocasión.     
“Es un regalo que nos han dado”, dijo Henri Doria, un jubilado de 73 años al ver la ceremonia. “Hemos esperado mucho para que él se case y ahora nos trajo esa hermosa novia, que ojalá nos de herederos. Eso sería el mejor regalo de todos”.     
Aunque era considerado desde hace tiempo uno de los solteros más codiciados de Europa, el príncipe de 53 años se resistió al matrimonio durante años. Se sabía que su reticencia para caminar al altar exasperaba a su padre y había hecho pensar a muchos que quizá nunca lo haría.     
Incluso se desataron rumores de que era gay, aunque estos fueron derrumbados cuando reconoció haber tenido dos hijos fuera del matrimonio: una niña, que es ahora adolescente, con una mujer de California y un pequeño con una aeromoza de orígenes togoleses.     
Recientemente surgieron dudas sobre la posibilidad de que hubiera un tercer hijo ilegítimo y esta semana hubo algunos reportes que sugerían que cuando Wittstock supo de ese hijo supuestamente intentó cancelar la boda y regresó a Sudáfrica.     
El palacio real rechazó los “desagradables rumores” como fruto de la envidia, y un colaborador del príncipe dijo que la pareja estaba “afectada” por ellos.     
A pesar de esto, la tensión era evidente cuando Wittstock habló en una entrevista televisiva antes de la boda sobre su deseo de tener hijos.     
“Amo a los niños y siempre he querido tener hijos propios”, dijo a la televisora BFM. Alberto, a su lado, apretó los labios en una sonrisa tensa. “Veremos qué pasa en los próximos meses o años”.     
Con sus grandes ojos celestes y facciones armoniosas, Wittstock ha sido comparada favorablemente con Kelly, una estrella de cine recordada por su elegancia.     
Wittstock nació en Zimbabue pero se mudó a la vecina Sudáfrica cuando era niña y representó a ese país como nadadora en las Olimpíadas de Sydney en 2006.     
Al igual que su ahora esposa, Alberto fue un atleta. Ha sido integrante del Comité Olimpico Internacional desde 1985 y compitió en cinco Juegos Olímpicos de Invierno como parte del equipo de trineo de Mónaco.     
Alberto y Wittstock se conocieron en una competencia de natación en Mónaco en 2000. Ella empezó a ser una presencia habitual en funciones sociales y se estableció en Mónaco en 2006.     
La pareja recibió del alcalde de Mónaco dos regalos de parte de su pueblo: una pintura del ruso Wassily Kandinsky y una escultura en bronce del francés Antoine Bourdelle. Tras esto disfrutaron de un concierto a cargo del compositor francés Jean-Michel Jarré y un espectáculo de luces láser.     
Los festejos continuarán el sábado con una ceremonia religiosa y una fiesta de gala cuya lista de invitados incluye jefes de estado, testas coronadas europeas y la elite de los mundillos de la moda y el deporte.     
La lista de invitados del sábado incluye a los reyes de España, Suecia, Lesotho y Bélgica, los presidentes de Francia, Islandia, Irlanda, Líbano, Malta, Alemania y Hungría; así como el ex presidente salvadoreño Francisco Flores. No podrían faltar divas de la ópera, modelos top y pilotos de la Fórmula Uno, que tiene en el Gran Premio de Mónaco uno de las principales citas de su calendario anual.     
Tras la ceremonia católica en el palacio, habrá una cena de gala con platos preparados por el chef Alain Ducasse, quien ha merecido tres veces las tres estrellas de la guía Michelin. Aparte del champaña y los vinos sudafricanos, todos los ingredientes del suntuoso buffet provienen de 10 kilómetros a la redonda de Mónaco, dijo Ducasse a The Associated Press.

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