El abuso sexual es un enemigo silencioso que toca cada vez más las puertas de las familias colombianas. Este fin de semana se conoció el caso de Andrea Valdiri, bailarina e influenciadora barranquillera quien relató su historia.
Ante las cámaras del programa ‘Cuatro caminos’, de RCN, Andrea narró cada uno de los episodios de violencia y abuso que sufrió por parte de sus padrastros, especialmente cuando estaban ebrios.
No fue una, ni dos, ni tres sino varias las veces en las que Valdiri tuvo que soportar los golpes que le propinaba su padrastro y por los que tuvo que ir al hospital. En una se fracturó la nariz y en la otra le causó hematomas en la cabeza.
“A él le gustaba mucho el alcohol. Había maltrato a un familiar cuando él se salía de sus cabales o cuando no le salían las cosas porque cogía mucha rabia y agarraba contra mi mamá y mis hermanas”, contó Andrea.
Ante esto, su madre Carmen Valdiri, reaccionó y decidió separarse antes que pasara algo peor. Según ella, todo iba bien en su matrimonio hasta que aparecieron las drogas y el alcohol.
Pero eso no es todo, cuando Andrea tenía tan solo 9 años, otro de sus padrastros en ese momento, intentó abusar de ella cuando estaban en la playa.
“Él me decía: ‘No le digas nada ni a tu mamá ni a tu papá’. Trataba de tocarme las partes íntimas y me agarraba duro, tratando de meterme los dedos y cosas así, yo salgo corriendo y me voy para donde mi mamá y le conté: ‘Tú esposo me está tocando’”, dijo Valdiri.
Andrea corrió hacia su madre y le contó lo sucedido. Esta la abrazó en señal de protección y le dijo: “Usted no sabe lo que siente una mamá que le digan eso”.
Todo esto pasó a un segundo plano cuando Valdiri cumplió 18 años y se convirtió en madre de Isabella, una hermosa niña a la que tuvo que criar sola y que hoy también es famosa en redes sociales.
Pero lo bueno llegó en 2015, cuando Andrea, gracias a una amiga, representó al Atlántico en el concurso Señora Colombia, quedándose con el título.
A partir de ese momento la vida de la bailarina dio un giro total y sus redes comenzaron a subir en seguidores, pasando rápidamente de 1.000 a 40.000 seguidores.
“Comienzo a bailar, pero jodiendo. Bailando champeta me empiezan a llamar los artistas para pagarme por hacer videos con sus canciones”, dijo a Cuatro Caminos.
Pese a todas las circunstancias por las que tuvo que pasar Andrea, hoy es una de las bailarinas e influencer más reconocidas del país, y tiene una academia de baile con sentido social dirigida para ayudar a todos aquellos bailarines a salir adelante.
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