Gente y TV


“El Cacique” vive en su fanaticada

LEONEL QUINTANA MOUTHÓN

24 de diciembre de 2013 08:02 AM

“Diomedes está vivo, Diomedes está vivo”, gritaban con fuerza cientos de seguidores de “El Cacique de La Junta”, quien permanece desde las 12 del mediodía de ayer en la tarima Francisco El Hombre, en la Plaza Alfonso López de Valledupar, luego de ser trasladado desde la morgue de Medicina Legal en una máquina del Cuerpo de Bomberos.
Familiares, amigos, reconocidos cantantes, empresarios, y por supuesto su fanaticada, se acercaron al escenario para darle el último adiós. Martín Elías, uno de los hijos del artista que heredó su gran talento, manifestó que su padre es y será el mejor del mundo en el género vallenato.

“Era el mejor como persona y como cantante, su talento lo dejó plasmado en todas su canciones, siempre cantó con el alma, su partida es muy triste, ojalá que se encuentre con Dios para que nos cuide desde el cielo”, dijo llorando el joven.

Rafael Santos, otro de los hijos de Diomedes Díaz, agradeció a Valledupar y a Colombia por el cariño que siempre le entregaron al Cacique. “Mi papá lo dio todo, inclusive su vida, por amor, por ser un buen ser humano. Y eso es lo que nos deja de enseñanza, su humildad, su nobleza, su capacidad de amar y de dejarse amar”, contó.

Su fanaticada
Del otro lado de la tarima, cientos de personas esperaban detrás de una valla la oportunidad de ver el féretro del “papá de los pollitos”. Solo hasta las dos de la tarde su sueño se les cumplió. Organizadamente, con el apoyo de la Policía, subieron por grupos al escenario.

Con carteleras en mano, o con el último trabajo discográfico (La vida del artista), los habitantes de Valledupar y de otras ciudades del país, hacían fila para ver a Diomedes Díaz, a quien vistieron de blanco impecable, con un emblema en la camisa que decía El Cacique de la Junta.

El comercio informal aprovechó el momento para vender cualquier tipo de artículo con la imagen de Diomedes: camisetas, discos compactos, afiches, entre otros elementos que se eran comprados afanosamente.
“Soy fanática de Diomedes esté vivo o muerto, siempre será el numero uno, me enteré de su muerte por la radio mientras vendía chance en Cinco Esquinas, le hice una cartelera para que vea que lo queremos, porque nos gustan todas sus canciones, no tiene presa mala”, aseguró Miriam Caballero Gámez, de 59 años.

Otro que sacó tiempo para hacerle un homenaje a Diomedes Díaz fue Michael Santos, de 15 años. Acompañado por su madre Danis Amaya, hizo un collage de fotos de la vida musical del artista y la exhibió mientras hacía la larga fila y se exponía durante varias horas al sol.
“Es un honor, un orgullo tener todas estas fotos, lo seguimos porque su música es diferente, alegre, las letras son muy buenas”, explicó la mujer, minutos antes de ver a su ídolo.

Orgullosos de Diomedes
Silvestre Dangond, uno de los grandes exponentes del vallenato en Colombia, viajó el domingo de Miami a Valledupar para velar el cuerpo de Diomedes. Comprar su último CD, estrenado la semana pasada, fue lo primero que hizo cuando bajó del avión. Se enteró de la muerte del cantante cuando estaba dispuesto, según él, a tomarse unos “traguitos” para escuchar el repertorio.

“Como siempre lo mataban en las redes sociales, no creía lo de su muerte, recuerdo que le escribí a mis amigos que quién sabe dónde estaba amanecido y metido ese indio. Esa fue mi primera reacción, pero cuando vi que la cosa era seria en los noticieros me quedé en silencio, apagué la música. Diomedes más que un ídolo era un ser humano, un filosofo cultural campesino. Se fue pero dejó un legado, la columna vertebral del vallentato, dejó su sello, la gente seguirá copiando sus conceptos, su gracia.

Lo que más aprendí de él fue su humildad, a tener gracia en tarima, de que no hay que rendirse a pesar de los problemas, entregar lo mejor de uno siempre”, afirmó Dangond.
Álvaro López, el último acordeonero de Diomedes, opinó que el artista le deja al folclor vallenato “sapiencia, humildad, una forma de ser que enamora. Me enseñó que cuando agarre el acordeón, debo tocar con el corazón, que no piense en la plata, sino en transmitir bonita la música”.

Juancho de la Espriella, acordeonero de Martín Elías y excompañero de Silvesre Dangond, dijo que “murió el más grande del folclor vallenato, la piedra angular de la música vallenata, me enseñó a amar la música, por eso es grande”.

Poncho Zuleta, uno de los exponentes con más tiempo en la música vallenata, hizo un llamado a los artistas para que no se olviden de las raíces del vallenato tradicional, del vallenato ortodoxo.
“Diomedes aportó en la composición, fue un maestro, un poeta, un trovador, como cantante fue extraordinario. En las parrandas, al calor de los tragos y las canciones, a veces uno se pone nostálgico, siempre hablamos de la muerte, ahora nos toca las fibras porque nunca pensamos que mi hermano se fuera a ir tan temprano, pero así lo quiso Dios”, señaló Poncho.

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