El príncipe Felipe, el animado y a menudo extrovertido esposo de la reina Isabel II, cumplió 90 años este viernes con aparente buena salud y buen humor, aunque anunció que tiene intención de reducir sus deberes oficiales.
El príncipe ha sido una figura conocida al lado de su esposa durante décadas. Es de gran estatura, viste todavía uniforme militar y el paso del tiempo ha dejado marcas en su rostro.
A lo largo de los años ha apoyado numerosas organizaciones de caridad y ahora recomienda a las que preside que emprendan una transición ordenada debido a que tiene planes de retiro.
En lugar de fingir que aún le es posible mantener el ritmo agotador de los compromisos reales, Felipe reconoce que ha perdido aliento. En entrevista televisiva con motivo de su cumpleaños, el príncipe dijo que se acercaba a su “fecha de caducidad”.
“Creo que he trabajado un poco. Ahora quiero disfrutar de mi vida. Con menos responsabilidades, menos premuras, menos preparativos, menos pensar qué debo decir”, afirmó.
“Al final de todo la memoria falla, no puedo recordar nombres. Sí, estoy, digámoslo, tocando a mi final”.
El viernes, la reina nombró a su esposo Gran Almirante de la Armada, un título con siglos de existencia y que ella le reservaba desde 1964.
Felipe era un oficial naval prominente cuando renunció a su carrera para estar al lado de su esposa al momento en que ésta ascendió al trono.
El príncipe parecía no haber resentido la edad cuando acompañó a la reina en la reciente visita de estado de cuatro días de ésta a la República de Irlanda.
No mostró fatiga, aunque la agenda oficial fue más ligera que en años anteriores en consideración de la edad avanzada de la reina: 85 años.
Felipe, también conocido como duque de Edimburgo, se casó con la reina en 1947. Es hijo del desaparecido príncipe Andrés de Grecia y tataranieto de la reina Victoria de Gran Bretaña, debido a lo cual tiene un vasto linaje real.
The Daily Telegraph elogió en un editorial al príncipe por dedicar su vida al servicio público y contribuir tras bambalinas a la eficacia rectora de la reina.
“El reino de Isabel II ha sido uno de los más ilustres en la historia de nuestra isla, circunstancia que no habría sido posible sin el apoyo del duque”, se afirmó en el texto.
Otros honores incluyeron un saludo de 62 salvas y el acuñamiento de una moneda real de colección con la imagen de Felipe en un cara y la de la reina en la otra.
Afuera del Palacio de Buckingham, la banda de Guardias Irlandeses ejecutó “Feliz Cumpleaños”, para el deleite de los turistas congregados ante la ceremonia del cambio de guardia.
Salvo estas actividades fue un día normal para el esposo de la reina. Felipe fue anfitrión de un almuerzo para una organización de caridad que ayuda a los sordos.
La familia real tiene previsto para el domingo una recepción en honor de Felipe en el Castillo de Windsor después de un servicio de gracias en la Capilla de San Jorge.
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