Farándula


Rafael Orozco, el canto que no se apaga

Hoy se cumplen 30 años de la trágica muerte del ídolo vallenato que colmaba escenarios y que junto a su compañero de fórmula Israel Romero, vistió de gala el vallenato.

HEIDI LLANES

11 de junio de 2022 12:00 AM

Aunque la voz del joven oriundo de Becerril ya era conocida al interpretar una canción compuesta por otra naciente estrella del folclor vallenato, no fue hasta el año siguiente cuando se considera como el verdadero inicio a una carrera llena de luces, pero truncada por la tragedia.

La letra en mención es “Cariñito de mi vida”, composición de Diomedes Díaz, el acompañamiento entonces lo hizo el acordeón de Emilio Oviedo y el cantante que la llevó a la posteridad, Rafael Orozco Maestre, quien se estrenaba en el acetato, pero que no daba curso a esa unión, porque tras el encuentro con otro músico perteneciente a una dinastía de Villanueva, tomó la ruta del éxito para la posteridad.

“La creciente” fue la canción que encabezó el primer álbum del Binomio de Oro, así mismo descubrió el noviazgo escondido de Clara y Rafael.

Se puede decir que esta es la presentación oficial de una de las agrupaciones más queridas en la historia de la música colombiana y de su cantante, Rafael Orozco, quien unido a su entrañable amigo Israel Romero en el acordeón, formó el Binomio de Oro, que se encargó de imprimir al vallenato un estilo único.

Corría el año 1976 y tras consolidar la unión musical, un álbum homónimo dio cuenta del talento de los dos jóvenes, pero también descubrió el romance hasta ese momento escondido del cantante y su novia. En el LP se consignó el éxito “La creciente”, donde nada más empezar se lanzaba la dedicatoria a Clara Elena Cabello, quien a la postre se convirtió en la esposa de Rafael Orozco y madre de sus tres hijas.

La música del Binomio de Oro iba a la vanguardia, sin embargo, no dejó del todo esas letras costumbristas que suenan mejor al compás de un acordeón, aunque su bandera principal fue el amor, presente a través de las letras de ilustres compositores y el nivel romántico de sus melodías, les dio el tiquete de entrada a la internacionalización.

Hoy, cuando se cumplen treinta años de la violenta desaparición de este artista, su viuda rememora instantes vividos de la historia que se vio truncada por los disparos la noche del 11 de junio de 1992, y por la cual su vida y la de sus hijas dio un giro inesperado, llevándolas a emprender otro rumbo sin el hombre con quien había hecho planes a futuro y que en lo público era uno de los artistas más representativos del folclor vallenato.

La vida siguió para Clara Elena Cabello, quien hoy vive entre Colombia y Estados Unidos, hasta donde viaja regularmente para visitar a su hija Kelly y su nieta Ella.
La vida siguió para Clara Elena Cabello, quien hoy vive entre Colombia y Estados Unidos, hasta donde viaja regularmente para visitar a su hija Kelly y su nieta Ella.

La vida suspendida

A la fecha de la muerte de su esposo, Clara había compartido con él más de la mitad de su vida, hoy, ha permanecido sin él más de la mitad de lo vivido, lo que se mantiene intacto como el primer día, es su amor y entrega, porque no hay un instante que no lo piense y encuentre la razón para situarlo en lo que pudo ser.

Para ella fue difícil de creer, de asimilar y de continuar. Tenía entonces 32 años, mientras que Rafael contaba con 38 y pasaba por el mejor momento de su carrera artística, personalmente tenía lo que quería, además de una familia que le llenaba de orgullo.

“Tantas cosas se quedaron pendientes. Rafael era un personaje público en toda su extensión y por tanto el duelo se creció, las puertas de casa estuvieron abiertas por mucho tiempo atendiendo la romería de amigos, fue un momento muy largo”, afirma Clara Elena.

Siempre ha habido conjeturas respecto a la vida de la familia Orozco Cabello, lo que simplemente sucedió es que ellas decidieron permanecer en la casa por muchos años, más adelante, cuando Kelly, Wendy y Loraine tuvieron el poder de decisión, la determinación de trasladarse a otro lugar fue inminente, conservando todas las pertenencias de Rafael.

Instantes para no olvidar

Entre risas y sollozos y apelando a la memoria de sus casi 17 años de matrimonio, rememora los inicios de su relación cuando Rafael estudiaba en el colegio Ciro Pupo de La Paz y llegaba hasta Urumita con cualquier pretexto para verla, se le facilitaba porque un hermano de ella estaba casado con la hermana de él y siempre había un supuesto recado para la familia.

“Las canciones del Binomio de Oro de la época de Rafa siguen siendo muy actuales, cantarle al amor no pierde vigencia, y todavía encuentro en personas la nostalgia de haber enamorado a su pareja con una de esas letras”, indica en medio del agradecimiento a ese público que no olvida a su esposo.

Apelando a la frase de “sólo muere quien se olvida”, Clara y sus hijas lo sienten más vivo cada día, escuchan sus canciones y recuerdan las reuniones en casa en torno al fútbol, los amigos, o las celebraciones familiares, y están de acuerdo en lo duro que han sido las Navidades sin él, porque era su época preferida del año.

Las cuatro formaron una unión férrea, que si bien es lo convencional en madre e hijas, en ella se maximizó ante la pérdida del esposo y padre que con una rutina agitada entre escenarios y viajes, no perdía espacio para disfrutar de su hogar.

De las presentaciones tiene las mejores experiencias. “Hubo una muy especial en el Coliseo Cubierto de Barranquilla cuando estaban empezando, allí se pudo prever lo que vendría unos años después, luego en 1989, cuando ‘Qué será de mí’ era el éxito, el Binomio de Oro se lució, y el público al unísono le pedía que volviera una y otra vez al escenario”, indica.

Sobre las canciones, no hay una preferida, afirma que cada LP tiene su historia y si “La creciente” fue un bello inicio, “Sólo para ti” es un relato de todo el amor que le profesó en vida, el final de esa carrera que consolidó con su amigo Israel sin dimensionar ese cariño incondicional de sus seguidores más allá de la muerte.

La descendencia ya empezó a crecer, Kelly, la mayor de las hijas que actualmente reside en Miami, le dio a Clara otra gran felicidad con la llegada de Ella, su primera nieta, una niña que seguramente crecerá escuchando el legado de su abuelo.

En el poco tiempo que pudo desarrollar su carrera, Rafael Orozco hizo mucho, además de artista, fue el protagonista de una historia de amor que no termina de escribirse, porque como afirma su esposa, se le fue muy rápido, se lo quitaron sin pedirle permiso.

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