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Así es la tragedia que vive Rosalina: su hijo menor le incendió la casa

La mujer, de 71 años, le narra a El Universal lo que sucedió en la mañana del domingo. Pide ayuda, dice que su hijo “no está consciente de lo que hace”.

Era 1986 en Necoclí, Antioquia. Rosalina Gallego Tuirán veía cómo la violencia se llevaba a su familia, amigos y a cualquiera que decidiera quedarse en la región. El asesinato de su padre la impulsó a huir del municipio en que nació y se crió, y junto a su esposo y sus cinco hijos se radicó en Cartagena. Treinta y siete años después le tocó volver a huir de su casa. Lea aquí: Niña de 11 años murió al ser alcanzada por un rayo en la playa

En la mañana del domingo 4 de junio desapareció la vivienda en que vivió más de 30 años, en Arroz Barato. Las llamas que habría provocado el menor de sus hijos se propagaron rápidamente; no hubo tiempo de sacar una segunda muda de ropa. Ella, tres de sus hijos, dos nietos, su yerno y vecinos quedaron con lo que vestían.

No les quedó ni un tenedor. La moto que utilizaba uno de sus vecinos para trabajar también quedó hecha cenizas. Todo lo que construyeron y consiguieron por años está ahora reducido en una esquina de la calle Los Ciruelos. Rosalina está desconsolada, con dolor recuerda lo que hizo que Sergio iniciara el fuego.

En la noche del sábado 3 de junio, la mujer se alteró cuando vio cómo su hijo agredía a su hermano. Decidió intervenir y terminó en el suelo golpeada. En la madrugada del día siguiente, sus hijas la llevaron a la Clínica General del Caribe y el resto de los habitantes de la casa salieron. Sergio quedó solo y se encerró. Le interesa: Video: Discutió con su mamá, la agredió y le incendió la casa

A las 8 a. m. el fuego empezó. Gritos, desespero y humo negro invadían la calle Los Ciruelos de Arroz Barato. El Cuerpo de Bomberos llegó y terminó de apagar las llamas, pero por la vivienda de Rosalina, la de su hija (que estaba detrás) y la vecina no hubo nada que hacer. La máquina de coser con la que arreglaba lo que le llevaran quedó hecha cenizas, y ella quedó más destrozada.

Reconoce que su hijo no actuó consciente, sino bajo los efectos de las drogas. Hace unos 15 días lo veía cambiado, le había restado importancia al trabajo, su comportamiento era distinto. Supo que algo pasaba. Años atrás estuvo en rehabilitación y cuando salió era otra persona, hablaba de Dios, siempre dispuesto a ayudar a su mamá, a sus hermanos y vecinos. Ahora la pesadilla regresó. Lea: Hombre fue asesinado por sicarios en lancha este sábado 3 de junio

En la mañana de este lunes 5 de mayo, Sergio volvió a su barrio, luego de que pasara la noche en una clínica, a donde llegó escoltado por los policías que evitaron su linchamiento.

Rosalina no durmió el domingo por el temor de que su presentimiento se volviera realidad. Y así lo hizo. Sergio regresó, ingresó a la casa de una de sus hermanas, la que vivía detrás, con la intención de terminar de quemarla. Ella huyó y por fortuna uniformados atendieron el llamado de la comunidad y se lo volvieron a llevar a una clínica. Su madre suplica que sea internado en un centro de rehabilitación, sabe que su hijo necesita ayuda y ella no tiene los recursos.

“No sé cómo he resistido tanto. Es doloroso ver cómo mi otro hijo está mal, no ha podido ir a trabajar. Mis hijas le temen, en cualquier momento puede meterse en casas vecinas. Él no está bien, no sabe lo que hace”.

Rosalina Gallego.

Sin sustento

A un lado de Rosalina vive una de sus hijas y allí se hospeda ahora. Al otro lado vivía José Luis Sierra con su pareja sentimental y sus dos hijos, los otros perjudicados en el incendio. Siga leyendo: ¿Qué le pasó? Hallan muerto a preso en estación de Policía de Chambacú

José Luis se salvó de morir gracias a los gritos incesantes de su madre. Es su vecina y vio las llamas que consumían su vivienda mientras él dormía. Corrió y salió, pero sus pertenencias y las de sus familiares, que no estaban con él, quedaron atrapadas. La moto en la que salía a diario a trabajar también desapareció. Quedó sin medio de sustento.

Así también está una mujer que vivía a su lado. Nada del restaurante que tenía se pudo rescatar. Mitad de esa vivienda quedó quemada.

En Arroz Barato hay miedo y zozobra. Saben que en cualquier momento Sergio puede regresar, por lo que entre todos se ayudan y se unen en busca de que la situación cambie.

En la mañana del lunes, Rosalina recibió la visita de esos vecinos queridos que le reiteran su apoyo. Ella espera que la tranquilidad regrese y sus vecinos dejen de caminar con miedo por el posible regreso de su hijo.

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