“A los pelados (jóvenes) los asesinaron, les tiraron el vehículo para el abismo y a ellos les dejaron ahí para que se pensara que era un accidente, pero no; ellos tienen impactos de bala”, comentó a Efe un vecino de la zona, que pidió el anonimato por las amenazas que sufren por parte de grupos armados la población.
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Hasta el momento no se ha podido establecer las circunstancias en las que murieron cuatro jóvenes que se desplazaban por la vía que conduce del casco urbano de Policarpa al corregimiento de El Ejido, al nororiente de Nariño.
El vehículo en el que viajaban, un campero de placas TBO-204 color verde, fue hallado junto con sus cuerpos, en el fondo de un barranco de 150 metros de profundidad.
Las víctimas, identificadas como Julián David Ortiz Hoyos, Daniel Felipe Paz, Fabio Alejandro Navia y Yulieth Mellizo, procedían del municipio de El Patía al sur del Cauca. Tres de ellos eran estudiantes y uno agricultor. Tenían entre 22 y 30 años de edad y habían sido reportados como desaparecidos desde el viernes pasado.
Los cuerpos fueron encontrados en la tarde del domingo por labriegos de la zona que se percataron del suceso y descendieron para sacar los cadáveres, los cuales fueron llevados hasta El Ejido, distante dos horas de Policarpa.
Varias hipótesis sobre el hecho
Hasta el momento no se tiene certeza de lo que sucedió. La primera versión indica que se trató de un accidente de tránsito porque los cadáveres fueron encontrados cerca del vehículo.
Sin embargo, otra versión indica que pudieron haber sido asesinados, tal vez para atracarlos, y luego sus cuerpos y el vehículo fueron arrojados al abismo.
El sitio en donde se presentó el suceso esta bajo el control de grupos al margen de la ley.
El coronel Nelson Parrado, comandante de Policía Nariño, comentó que espera los resultados de la autopsia que realice el Instituto de Medicina Legal en Popayán para establecer la causa de muerte.
La situación en esta zona, próxima a la frontera con Ecuador y donde abundan las plantaciones de coca, ha empeorado en el último año, con mayor presencia de grupos paramilitares y vinculados al narcotráfico que se disputan el control de las zonas y ha disminuido la presencia de la fuerza pública, según relató a Efe la exalcaldesa de Policarpa Claudia Cabrera.
“Allá gobiernan los grupos al margen de la ley; los grupos son los que hacen y deshacen, y tienen sus propias reglas, amedrentando a la población”, explicó Cabrera.
Los jóvenes, al ser de otra comunidad, podrían haber sido asesinados por algún grupo que los considerara desconocidos y por ello sospechosos, según apuntan varias fuentes.
De hecho, una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo de 2018 ya señalaba que grupos criminales como el Clan del Golfo estaban apostando a personas de civil en los centros poblados para que les avisaran de la llegada y presencia de extraños.
“La situación es compleja, volvimos al tiempo de antes donde nadie podía entrar, donde había una barrera invisible desde la (carretera) Panamericana a la cordillera y al que entre, que no vaya con un conocido o no lleve referencias, lo asesinan”, denunció la exalcaldesa.
En el mes de enero se han cometido en Colombia, según las cifras del Instituto de Desarrollo de la Paz (Indepaz), siete masacres con 24 víctimas, que se suman a las 91 que se perpetraron en 2020, con 381 personas asesinadas.
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