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Reforma Tributaria: impuestos saludables y ambientales los más polémicos

Para los denominados alimentos ultraprocesados el Gobierno propone un impuesto del 10 % del costo total.

COLPRENSA

09 de agosto de 2022 06:10 PM

Los impuestos al consumo de bebidas azucaradas, a productos comestibles ultraprocesados, plásticos de un solo uso y al carbono han generado polémica, después de la radicación de la reforma tributaria presentada por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

En el grupo de las bebidas azucaradas están incluidas todas aquellas a base de fruta en cualquier concentración, zumos, néctares de fruta, mezclas en polvo, bebidas azucaradas, bebidas energizantes, bebidas saborizadas; también está en el listado cualquier bebida que contenga azucares añadidos o edulcorantes, bebidas gaseosas o carbonatadas, bebidas deportivas, refrescos, aguas endulzadas o saborizadas y bebidas a base de malta.

Para los denominados alimentos ultraprocesados el Gobierno propone un impuesto del 10 % del costo total, de lo que se espera un recaudo de 1,9 billones de pesos. Papas fritas, dulces en polvo, golosinas de diferentes referencias y snacks entrarían en este grupo. Sin embargo, en el texto oficial del proyecto de ley se leen algunas excepciones:

“Lo ideal sería que el Gobierno recaudara muy poco del consumo de estos productos porque eso significaría que la política fiscal tuvo en éxito en ese sentido: que cada vez menos ciudadanos consuman productos cuyas consecuencias para la salud son negativas. Igual habrá personas que, definitivamente, compren bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, así como el consumo de alcohol y tabaco sigue siendo una realidad en la sociedad”, destacó Isidro Hernández, profesor y analista de la Universidad Externado de Colombia.

La actualización de los impuestos ambientales está contenida entre los artículos 29 y 30 del proyecto liderado por el ministro José Antonio Ocampo. Allí se establece “un gravamen que recae sobre el contenido de carbono equivalente (CO2eq) de todos los combustibles fósiles, incluyendo todos los derivados del petróleo y todos los tipos de gas fósil que sean usados para combustión”.

Lo ideal sería que el Gobierno recaudara muy poco del consumo de estos productos porque eso significaría que la política fiscal tuvo en éxito en ese sentido: que cada vez menos ciudadanos consuman productos cuyas consecuencias para la salud son negativas”.

Isidro Hernández.

Álvaro Younes, expresidente y vocero de Fedispetrol, señaló que la principal consecuencia de estos impuestos se da en el aumento del precio de la gasolina. “Ahí puede verse una afectación directa a la canasta familiar. Además, hay que tener en cuenta los más de 120.000 derivados que tiene el petróleo”, señaló.

“Es probable que haya un aumento en el precio del transporte público. Esto puede afectar a taxis, buses y demás formas de transporte abierto. Hay que recordar que esto puede acarrear afectaciones para toda la industria nacional. Es probable que haya un aumento en fletes, en el cobro de transporte para movimiento de mercancías. Empresas que se dedican a logística y entregas serían las más afectadas”, explicó Michael Ortegón, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de Uninpahu.

El incremento en la tarifa sería gradual y aparece presentado del siguiente modo: de 2023 a 2024, 0 %; 2025, el 25 % del valor de la tarifa plena; 2026, 50 %; 2027, 75 %. De 2028 en adelante, se mantendrá una tarifa plena.

Los plásticos de un solo uso están también en el radar tributario del ministro Ocampo. De manera específica se tiene contemplado 0,00005 UVT por gramo de envase o embalaje. Eso equivale a 1,9 pesos por gramo con lo que el Gobierno aspira a un recaudo de 414.200 millones de pesos. La reacción del sector de plásticos no fue la más optimista y desde la Cámara Ambiental del Plástico se advierte sobre un posible aumento de precios en alimentos de la canasta familiar como consecuencia del impuesto.

“Los plásticos de un solo uso o materiales de empaque y embalaje ya están reglamentados suficientemente y pagan su respectivo impuesto. Uno más sería netamente regresivo. Estos mal contados 1.900 pesos por kilo los terminará pagando el consumidor final cada que compre un producto en la tienda. Este impuesto afectará específicamente a la leche, el arroz y todos los bienes de la canasta básica, generando un crecimiento superior a la inflación. Adicionalmente, se genera un problema de competitividad pues un producto fabricado en Colombia con envase colombiano pagará un impuesto, mientras el mismo producto importado y empacado afuera no lo hará”, señaló Cristian Halaby, presidente de la Junta Directiva de la Cámara Ambiental del Plástico

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