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Rosa Pautt y el sabor de “nacer” en el mercado de Bazurto

Rosa Pautt ha crecido entre el carbón de los fogones y las recetas caribeñas de una madre cocinera que ha hecho a pulso uno de los restaurantes del mercado público.

Un sujeto de ropas sucias descarga una carretilla con restos de estibas en mitad de un callejón semi-empantanado y muy cerca de una hoguera donde esa madera se convertirá en parte del carbón que atice los sabores de un sector de cocineras y matronas. El callejón está dividido entre fritangueras de pescado y preparadoras de recetas del Caribe, esas mismas cocineras con sus ayudantes van llamando a potenciales clientes que atraviesan la callejuela. “Ven, hermoso”, “Llega, moreno”, “Oye, chico, te tengo el arroz de camarón, de cangrejo, de marisco, la tortuga, la hicotea, cangrejo, sopa de pescado, de costilla”, exclaman.

Pilas de yuca humeante hacen aguabocas al lado de pilas pescados dorados y tostados, los calderos expelen calor y una sinfonía de aromas marinos se funde con el humo que lo inunda todo y no deja nada, absolutamente nada, impune.

Este es el mercado, con aquella gama de platos, de monumentales ollas de sancocho, de arroces arropados por sábanas de langostas, cangrejos, de tantas mezclas tan exóticas, ya bastante conocida, el que visitamos hoy. (También le puede interesar: “El mercado de Bazurto necesita un salvavidas”: comerciantes)

Y es justo la cocina de Matilde Herrera Caicedo, una cartagenera criada en el barrio San Francisco, a donde llegamos. Matilde es una señora regordeta, de sonrisa tan amplia que se escapa flamante de su tapabocas, aunque ríe poco. Su mamá, Yennis Caicedo, vendía pescados en Bazurto, así que ella siempre fue muy cercana a la plaza pública, tanto que un día emprendió su propio negocio: “Comencé vendiendo arroz de frijolito, sola con mis hijos”, dice y señala a una esquina vacía frente a ella, donde solía ubicar su olla para vender.

“Después comencé a preparar otras cosas”, narra. Su hermana Odalis hizo lo propio en un local cercano. La vida de Matilde ha estado tan íntimamente ligada al mercado y a esta zona en particular que hace cerca de tres décadas subsiste de ella. Incluso sus hijos han crecido en este lugar, en especial Rosa Angélica Pautt Herrera, la única mujer.

En medio de la pandemia, que todo lo cerraron, quedamos sin trabajo, pero nos reinventamos, gracias a Dios, desde casa. Ya cuando las cosas se fueron abriendo, empezamos de nuevo con sopitas y arroz”.

Rosa Pautt, cocinera.

“Ella nació aquí, en el Mercado”, dice. Cuando pronuncia esa frase cualquier podría imaginar a Matilde en trabajo de parto a lado de su olla de arroz y que Rosa vio la luz del día en pleno Bazurto, pero su mamá no habla en sentido literal sino figurado, hace referencia a que la pequeña llegó ahí con solo un mes de nacida y, desde entonces, esa ha sido su vida también.

“En realidad yo no recuerdo pero ella sí me dice. Sí, nací obviamente en la clínica, pero como a mi mamá nunca le gustó estar atenida a ninguna persona, ni a hombre, ni nada, ella cargaba con sus hijos. Soy la tercera de cuatro hijos. Como mis hermanos estaban estudiando, ella guardó sus días de reposo y luego me trajo aquí al mercado de un mes de nacida”, relata Rosa Angélica, quien tiene la misma sonrisa amplia de su madre, aunque las dos más bien se definen como mujeres serias.

“Yo dormía en un guacal, en una cuna de palo, que me ella mandó a hacer, simplemente tenía una colchoneta, con mis sábanas normal, ahí dormía mientras ella vendía en ese entonces solo arroz, mis hermanos se iban al colegio y yo me metía en mi guacal. Muy poco tomé teta, más que todo fue comida de aquí, era un poco difícil que mi mamá me alimentara, simplemente me dio comida de sal, como llamamos nosotros, sopas de pescado”, relata. (Lea también: Intervención integral a Bazurto, la apuesta de la Alcaldía para este 2021)

Rosa Pautt y el sabor de “nacer” en el mercado de Bazurto

Matilde Herrera es una de la cocineras emblemáticas del sector Pescado Frito, en Bazurto.

Una vida en Bazurto

Han pasado 27 abriles desde que Rosa abrió los ojos por primera vez. Recuerda crecer en su casa en San Francisco pero también que “pasaba sucia de carbón porque aquí siempre se ha cocinado con carbón, cualquiera de las compañeras de mi mamá me cargaba. Yo era más mercadera que mis primos, yo estoy en el mercado desde que nacimiento”, detalla. “Cuando salía del colegio, me venía para acá a hacer mis tareas. Cuando salía de la universidad también me venía para acá a hacer mis tareas”.

¿Estás en la universidad?

- Sí. Terminé el bachillerato, como bachiller técnico en servicio de alojamiento, ahora mismo estoy estudiando Turismo e idiomas en el Colegio Mayor de Bolívar, aplacé el semestre pero voy a mitad de carrera. También me quiero dedicar es a la cocina, lo mío es empírico, de tanto ver a mi mamá preparar comida, he aprendido. Me enseñaba porque yo soy la única mujer entre mis tres hermanos. Siempre he estudiado pero siempre tengo el tiempo para venir al mercado.

Matilde ha enseñado su sazón a Rosa y a sus otros tres hijos, que también atienden el restaurante Donde Matty, como se llama el lugar, uno de los cerca de diez comedores que hay en el sector del Pescado Frito, una zona que si bien recibe visitas de personas de todo el mundo, quiere mejorar.

“Esto aquí es motivo de orgullo, aquí hemos tenido a personalidades como Andrea Valdiri, poquito después de que vino Tulio Recomienda, cuando vino él fue algo muy positivo, después de que hizo ese video para todos los que trabajan aquí (en la zona de Pescado Frito). También ha venido el actor Jair Romero, con uno de sus hijos, comió salpicón de Toyo con arroz de frijol y sopita de pescados. También vino Salvo Basile, y un muchacho que le gusta probar cosas raras y animales raros, no recuerdo el nombre, también el calvo que trabaja en Master Chef, estuvo por aquí, pero no comió en el restaurante...”, cuenta.

Hace poco ella y su madre fueron invitadas para cocinar junto a un reconocido chef de la ciudad, que las escogió para participar aportando mucho de su talento en un evento de un licor internacional. “He estado todo el tiempo aquí, me gusta, me encanta, esto es lo mejor, no tengo cómo describirlo”, refiere Rosa, quien no visiona su vida en un lugar distinto al mercado.

Rosa Pautt y el sabor de “nacer” en el mercado de Bazurto

Rosa Pautt, de 27 años, le sigue los pasos a su madre Matilde.

Trabajando por mejorar

“Estamos en la lucha, en la pelea de que nos mejoren el sector, de que todos puedan cocinar con carbón, estamos viendo la posibilidad del gas natural”, explica sobre la posibilidad de que este zona de cocina del mercado mejore. “Nosotros mismos hemos tratado de acondicionar los lugares, tenemos que estar en la lucha, la idea es que el cliente se sienta bien (...) Estamos en pro de crear un solo baldosín para toda la calle como tal, porque nos beneficia a todos, pero no estamos teniendo apoyo de Alcaldía o de la Administración de Mercado”, complementa.

“Esto para mí siempre ha sido alegría, hasta el día que no vengo a trabajar vengo al mercado con tal de estar aquí. Siempre quiero estar aquí”, dice la joven de solo 27 años que lleva en su sangre todo el sabor heredado de su madre, del lugar donde ‘nació’, creció y donde quiere trabajar el resto de sus días.

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