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Un testimonio clave en busca de esclarecer la muerte de Lila Zambrano

Ante la confirmación de que el cuerpo que hallaron calcinado en un carro sí es el de la fisioterapeuta, El Universal trae a colación este testimonio.

REDACCIÓN CARTAGENA

02 de junio de 2023 12:00 AM

Gran conmoción hay en la ciudad luego de que este primero de junio del 2023 se confirmara que el cuerpo calcinado que hallaron el 7 de mayo pasado en el carro de Lila Zambrano Bolívar, junto a la variante Mamonal-Gambote, sí es el de esta.

Así lo dejó ver una fuente oficial a El Universal, que señaló que el Instituto de Medicina Legal le confirmó esta triste noticia a sus parientes tras varios análisis genéticos por parte de expertos de la institución. Lea: Cuerpo incinerado que hallaron en auto accidentado era el de Lila Zambrano

Una versión indica que la mujer se habría estrellado contra dos postes de energía eléctrica mientras conducía su vehículo, en el que hallaron su cuerpo totalmente calcinado (en el puesto del conductor).

Como inicialmente no se tenían los resultados de los exámenes de Medicina Legal, los parientes, amigos y allegados de Lila guardaban la esperanza de que estuviera viva y que el cuerpo calcinado fuera de otra persona. Por ello emprendieron una campaña de búsqueda. Todo terminó de la peor forma este jueves 1 de junio, cuando se confirmó que el cuerpo hallado sí es el de ella.

Sin embargo, aún hay muchas preguntas en el aire, como por qué la mujer estaba en ese punto de la ciudad, en el que encontró la muerte.

Un testimonio que podría ayudar a esclarecer esto es el de una de las últimas personas que estuvo con Lila. Se trata de un abogado al que llamaremos Rubén por cuestiones de seguridad, quien se presentó voluntariamente ante la Fiscalía y entregó su testimonio.

Hace pocos días, el hombre relató en exclusiva para El Universal que el sábado 6 de mayo, a las 3 de la tarde, recibió la llamada de un amigo, quien le dijo que estaba en la tienda “Donde La Mona”, en el sector El Carmen del barrio Las Delicias. El amigo estaba con su hijo.

“Un amigo me pidió que llegara y yo me fui para allá en una mototaxi. Me bajé frente a ‘El Coreano’ y caminé a la tienda. Ya ellos estaban tomando, así que me senté y empezamos a departir y a charlar. Cerca de las 7 de la noche, algo así, estaban unas muchachas sentadas al fondo de la tienda. Mi amigo fue al baño y cuando sale, conversa con una chica. Todo risas, todo cordial. Luego voy yo también al baño y cuando salgo, llego a la mesa de la muchacha y la saludo. A mí me llamó la atención y empezamos a charlar. Le pedí su número y le timbré de mi teléfono, eran como las 7:30 de la noche. Yo regresé a la mesa y seguí con mis amigos”.

Rubén cuenta que pagó la cuenta con sus amigos y luego llegó la novia de uno de ellos.

“Estábamos sentados y en el momento se para Lila con su amiga y llegó un primo de esta última, un muchacho que al inicio no estaba; un muchacho alto, pelo negro, joven... Me lo presentan y la amiga de Lila me dijo que iban para su casa en Los Caracoles a tomar cervezas, pero yo lo que quería era comer primero”.

El abogado cuenta que dejó que ellos se fueran y les dijo que él llegaría después a Los Caracoles, que llamaba a Lila a su celular para confirmarles si llegaba a la casa de la amiga de Lila o no. El hombre se quedó solo en la tienda tomándose otra cerveza, porque sus amigos también se marcharon. Luego, uno de sus amigos regresó con la novia y le preguntaron qué había pasado con la muchacha a la que acababa de conocer, con Lila.

“Les dije que más tarde la iba a llamar a ver si llegaba a donde ella estaba en Los Caracoles. Me despedí de mi amigo y fui a un cajero frente a La Castellana para sacar plata, y después regresé a la tienda en Las Delicias”. Rubén cuenta que saludó a dos amigos y que luego Lila le escribió al WhatsApp.

“Me dice: ‘¿Siempre vas a venir?’. Entonces yo le dije que me mandara la ubicación. Yo camino hacia la carretera de El Bosque, cojo una mototaxi y llego por el mapa que ella me envió. Estaban en la casa de la amiga; entré, saludé y me sacaron una silla. Me dieron una cerveza y al rato me dijeron que se habían acabado. Yo di dinero y se compraron más cervezas”.

Unos 30 minutos después, la amiga de Lila empezó a recoger las sillas de la terraza porque ya se iba a dormir.

“Lila me dice: ‘¿Qué hacemos, para dónde vamos? Si quieres comemos algo’. Yo le dije: ‘Pues te veo como un poco mareada’. Salimos de la casa y nos dirigimos un sitio que se llama Punto Corona, en Los Caracoles, eran como las 11 de la noche, no recuerdo bien. En ese lugar nos dijeron que había que pagar cover y por eso yo no quise entrar. Luego llegamos a otro establecimiento y nos tomamos dos cervezas. Lila no quiso que comiéramos y luego me pidió que la acompañara a su apartamento, en un edificio en Las Delicias, cerca de la tienda donde estuvimos en la tarde de ese día, pues iba a sacar su carro”.

Lila subió a buscar las llaves del vehículo y Rubén se quedó en la recepción. “Ella bajó y estaba con una señora, que parece que era una vecina, a la cual me presentó. Luego fuimos al carro y salimos, pero ella estaba manejando muy acelerado. Por eso en el semáforo de San Pedro yo le dije que iba a manejar; ella se pasó para el puesto donde estaba yo, y yo me bajé y me pasé a manejar el carro. Nos dirigimos a Santa Mónica a buscar un sitio de comidas rápidas. Cuando vamos pasando después del SAO, frente a un sitio que se llama Covacha, ella me dice ‘detente, detente, frena’. Cuando yo me parqueo, ella se baja y saluda a dos señores que estaban en las afueras de Covacha. Uno tenía barba y una gorra, moreno y otro gordito, trigueño. Yo me bajo y le dije a Lila que comiéramos algo en un sitio que estaba al lado”.

Los dos comieron en ese lugar. Rubén asegura que Lila quería seguir rumbeando, pero él le dijo que ya era hora de regresar a casa.

“Las llaves del carro estaban en la mesa, yo las tomé, pero ella me dijo: ‘Dame las llaves, yo te llevo a tu casa’. Yo seguía insistiendo que ya era muy tarde, pero ella me dijo que se iba a quedar, que si quería ella me llevaba a mi casa. Yo le dije que no se preocupara, que yo me iba caminando porque estaba cerca. Me dijo que me bajara. Yo me bajé del vehículo, ella dobla a la derecha y sube nuevamente a la avenida del SAO -La Troncal-. Yo me fui para un estanco que está junto a Covacha a ver si allí estaban conocidos míos que suelen llegar a ese lugar. En ese momento me percato que estaba nuevamente el carro de Lila parqueado frente a Covacha y vi que estaba allí, sentada con los dos señores que había saludado antes, vi que estaba hablando con ellos. Intuí que tenían una relación cercana y me fui para mi casa”. Rubén dice que desde entonces no supo más de Lila.

Habló su abogado

Jorge Jaller Bustillo, abogado e investigador especialista en derecho penal y en ciencias forenses y técnicas probatorias, asesora a Rubén. Cuando se pensaba que Lila estaba desaparecida, el abogado indicó que Rubén no tuvo que ver con esto y que por eso se puso a órdenes de la Fiscalía.

Jaller recomendó a la Fiscalía hacer una prueba de geolocalización a través de las celdas telefónicas del celular de Lila Zambrano. Así mismo, sugirió que se revisara el registro de llamadas que hizo la mujer y se pidieran todas los vídeos de las cámaras de los lugares mencionados y los testimonios de quienes acompañaron a la fisioterapeuta de 40 años mientras departió con Rubén. Se esperan los resultados de las indagaciones de la Fiscalía para esclarecer cómo encontró la muerte.

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