Las situaciones que afectan al comercio marítimo son múltiples e imprevisibles. Desde las cuarentenas por COVID, el aumento del petróleo hasta los conflictos internacionales se traducen en factores de riesgo para todos los actores de esta industria. Pero ¿cómo adaptarse a esta realidad que parece indefinida?
Las agencias de aduanas, encargadas tanto del control y acompañamiento de las operaciones como de asesorar a los importadores sobre la decisiones de las transacciones, aportan una mirada importante sobre la crisis del comercio internacional.
Julieta Navarro Gómez, gerente comercial de la Agencia de Aduanas Sudeco, destaca que antes de realizar cualquier actividad de comercio exterior es esencial dedicar tiempo a la etapa previa de los procesos, como las averiguaciones necesarias para evitar contratiempos.
“Ahora más que nunca, la preparación es clave. Un importador o exportador que conozca su cadena logística y costos tiene más probabilidad de tener un proceso exitoso sin percances”, afirma la gerente comercial de Sudeco.
Añade que en las asesorías que ofrece esta agencia de aduanas la estrategia fundamental es prever situaciones extraordinarias o hacer estimaciones de los posibles escenarios del proceso para estar preparado a cualquier eventualidad.
Julieta Navarro Gómez
“Contamos con un grupo de expertos en identificar los posibles riesgos de cada situación y así medir escenarios impredecibles y qué soluciones podrían adoptarse”, explica Navarro.
Los retos más significativos
A partir de la experiencia de Sudeco con sus clientes, Julieta Navarro Gómez indica que el alza en los fletes en el intercambio de bienes y la devaluación del peso colombiano fue uno de los grandes golpes para todos los sectores de la industria del comercio exterior y marítimo.
Lo anterior fue significativo porque los costos aumentaron de manera imprevista para los importadores colombianos ya que los presupuestos aprobados en el 2019 para el 2020 no daban abasto. Por esto, las proyecciones de las importaciones debieron detenerse o disminuirse hasta que se recalcularon los costos y que las operaciones fueran rentables nuevamente.
“Para nosotros fue muy importante mantener la confianza de los clientes. Nos empeñamos en brindarles el mejor servicio y, a pesar de tener a los equipos distanciados y en teletrabajo, mantuvimos la comunicación. Debido a que contamos con siete sucursales en todo el país, fue necesario diseñar estrategias adecuadas para garantizar la atención de los clientes, tanto nacionales como extranjeros”, comenta la representante de Sudeco.
Esas estrategias se facilitaron gracias a la certificación de Sudeco como Operador Económico Autorizado (OEA), pues cuentan con un plan de continuidad que permitió responder oportunamente a algunas de las adversidades y aún así el trabajo en medio del punto más álgido de la emergencia fue todo un reto.
“Estamos agradecidos por ser parte de un sector que no se detuvo en la pandemia y que a pesar de los inconvenientes, pudimos salir más fuertes”, puntualiza Julieta Navarro.
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