Rogge, un hombre tranquilo y culto, fue considerado el sustituto natural de Samaranch en las elecciones que se celebraron en Moscú en el año 2001.
Jacques Rogge encara sus últimos Juegos Olímpicos como presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) tras haber impuesto una imagen de seriedad y profesionalidad en el cargo a lo largo de 11 años, que lo han convertido en el símbolo actual del Olimpismo.
Rogge, belga de 70 años, adoptó la misma determinación al frente del Comité que cuando se licenció como cirujano ortopédico al extirpar los tumores de la era previa del español Juan Antonio Samaranch, a quien reemplazó cuando éste dejó la presidencia del organismo en 2001.
Rogge, un hombre tranquilo y culto, fue considerado el sustituto natural de Samaranch en las elecciones que se celebraron en Moscú en el año 2001.
Después del escándalo de sobornos a miembros del COI durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City (Utah) en 2002 y que acabó con la expulsión de varios miembros del Comité, el COI necesitaba a alguien con las manos limpias y con buena reputación.
Así fue como Rogge consiguió llegar a la presidencia del organismo olímpico por delante del abogado canadiense Dick Pound y del norcoreano Kim Jong-un, que recibió una seria advertencia tras el escándalo de Salt Lake City.
Irónicamente, otro candidato, el húngaro Pal Schmitt vio como su carrera cayó en desgracia bajo diferentes circunstancias cuando renunció a principios de este año al cargo de presidente de Hungría por plagio.
"Eligieron a un peso pesado", dijo Samaranch después de que Rogge fuera elegido presidente del COI.
"Categorizo las cosas. Así es como actúo como médico. El arte abstracto categoriza formas y tamaños. Soy abstracto, no romántico", dijo Rogge al rotativo estadounidense Chicago Tribune.
Rogge asimismo añadió que lo abstracto se adaptaba muy bien a sus capacidades financieras, por lo que su mandato reflejó precisamente eso, una candidatura fuerte, sin apenas estrías.
Con Rogge en la presidencia del COI, se crearon los Juegos Olímpicos de la Juventud, se consiguió que volvieran a unos Juegos (2016) deportes como el rugby y el golf y que el boxeo femenino haga su debut en Londres. Además, comentó que dejó otras cosas en la presidencia de las que se siente orgulloso.
"Normalmente, en lo que respecta a la herencia, sólo se habla cuando una persona fallece", dijo a la AFP en una entrevista en mayo.
"No decidí dirigir el mandato para dejar mi herencia y que los historiadores puedan hablar y escribir de ella dentro de 20 años. Tomé el mando de Samaranch para hacer grandes cosas y creo que lo conseguí", prosiguió.
Rogge también señaló que "la calidad de los Juegos Olímpicos de la Juventud bajo mi presidencia fue muy alta, fueron un gran éxito. También luché contra el dopaje y las apuestas ilegales y dejaré el puesto con una gran salud financiera".
En su etapa también se intensificó la lucha contra el dopaje, imponiendo dispositivos más exhaustivos en busca de la caza de los tramposos.