Durante más de 20 años, Robinson García Ballesta apostó todo lo que tenía por su negocio: dinero, tiempo y mucho amor; sin embargo, todo eso por lo que trabajó tanto se esfumó en un abrir y cerrar de ojos el 29 de diciembre, cuando un incendio devoró su taller de carpintería en el mercado de Bazurto.
Pese a ello, este cartagenero de 54 años dice que está agradecido con Dios por haber sobrevivido a ese hecho. Lo que hoy lamenta es que tiene que enfrentar un nuevo año lleno de incertidumbres, con deudas y sin una mano amiga que le de un respaldo a él y sus trabajadores.
El hombre cuenta que la mala hora comenzó ese 29 de diciembre en la tarde, cuando estaba con sus trabajadores organizando una gran cantidad de pedidos. Estaban alegres y agradecidos por el gran flujo de trabajo que tenían. Olfateaban un ambiente de Fin de Año alegre y lleno de prosperidad.
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“Mi hermano es una persona generosa, ayuda a todo el que puede. La gente mandaba a hacer trabajos en su carpintería y él no los rechaza. Incluso, ese día del incendio eran las 11 de la noche y todavía estaban trabajando para cumplirle a los clientes”, relató Radeth del Carmen García, hermana de Robinson. Esa sería la última vez que verían el taller funcionar.
“Yo me quedé dormido en una silla. Cuando abro los ojos, veo como una chispa. No es la primera vez que aquí pasa eso, yo por lo general corro y saco la llama con una escoba, pero esta vez ya no había tiempo. Yo no encontré la escoba y, cuando por fin lo logré, ya esa llama estaba muy alta. De un momento a otro se me estaban quemando las máquinas”, contó con dolor.
Radeth García asegura que no ha sido un proceso fácil. El incendio conmocionó a muchas personas, pero al día siguiente “cada quien estaba en lo suyo”. Lo que quedaron fueron deudas y trabajos pendientes por entregar.
“Hay clientes que nos entienden, pero hay otros que no y piden la devolución del dinero. Nosotros teníamos una cantidad de trabajos pendientes por entregar y todos se quemaron”, indicó.
Los escombros
La remoción de escombros se clasifica como la eliminación de artículos personales, aparatos, muebles o vegetación que fueron dañados o destruidos por el desastre y que se encuentran fuera de la estructura física.
Realizar este trabajo tiene un costo, ya que los desechos son personales y los gastos tendría que asumirlos el propietario.
El pago de este servicio garantiza el transporte de los escombros a un punto diseñado especialmente para arrojarlos.
Piden apoyo
Las pérdidas alcanzan los 200 millones de pesos en maquinaria que se quemó. Robinson y los suyos aseguran que hasta el momento no cuentan con el apoyo o acompañamiento de las autoridades. “Nosotros no pedimos plata como tal para volver a montar el negocio, pero sí ayuda con máquinas para levantar los escombros, que son demasiados. El alquiler de una máquina para hacer ese trabajo cuesta millones, los cuales no tenemos en estos momentos”, indicó García.
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Su hermana asegura que el inconveniente más reciente lo tienen con algunos vecinos del sector, quienes piden que recojan los escombros. Robinson está devastado no solo por haber quedado prácticamente en la calle, sino por no tener un horizonte este año, ya que todos sus planes e ideales, junto a los de sus trabajadores, fueron arrasados por el fuego.
Quienes deseen contactar a este emprendedor cartagenero para ayudarlo pueden llamarlo al número celular 313 6954158. En estos momentos allegados recolectan fondos para restaurar su negocio y sacar los escombros, por lo que piden a los ciudadanos que se solidaricen realizando cualquier tipo de aporte a la cuenta Bancolombia 67830223212.
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