Benedicto XVI propone a María como figura de unidad en México y Cuba

El papa Benedicto XVI escogió la figura maternal de María, venerada en México en la Virgen de Guadalupe y en Cuba en la de la Caridad del Cobre, para unir a estas naciones divididas y movilizar a los católicos contra la violencia y la falta de democracia. 
Las referencias constantes a María, que intercede ante Cristo, han marcado particularmente este primer viaje de Joseph Ratzinger a naciones latinoamericanas de habla española. En ambos casos, el culto a la Virgen es muy particular, son referentes en la historia nacional, más allá de las comunidades católicas. 
“Me ha llenado de emoción conocer el fervor con el que María ha sido saludada e invocada por tantos cubanos, en su peregrinación por todos los rincones y lugares de la isla”, declaró el pontífice en la Plaza de la Revolución de Santiago de Cuba (sureste), durante su primer encuentro con el pueblo cubano. 
“La devoción a 'la Virgen Mambisa' (ícono de la Caridad del Cobre que peregrinó por todo el país) ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos fundamentales”, agregó el Papa en Santiago. 
Dijo que ha “suplicado” y ha “puesto asimismo en su inmaculado corazón” todas las preocupaciones de los cubanos y le confió “el futuro de su patria”, al visitar este martes su santuario, cerca de Santiago de Cuba. 
Aunque solo el 10% de los 11 millones de habitantes de la isla es católico, millones de cubanos veneraron en los últimos meses la imagen de la Virgen, que fue consagrada patrona de Cuba por el papa Benedicto XV en 1916. 
Según la tradición, una imagen de madera, con la inscripción “yo soy la Virgen de la Caridad”, fue encontrada flotando en el mar en 1612 por dos pescadores indios y un esclavo negro. Ella fue asimilada por la historia cubana y principalmente en la lucha contra la esclavitud. 
En cuanto a la Virgen de Guadalupe, no es solamente popular en México, sino en toda América Latina. Al anunciarse el viaje del Papa en diciembre, millones de fieles estaban presentes en su santuario no lejos de la capital de México para esperar la noticia. 
A los niños mexicanos con los que se reunió en Guanajuato, el Papa terminó su mensaje con las palabras: “Que la Virgen los acompañe, mis amiguitos”. 
La Virgen de Guadalupe, “patrona celestial de América Latina”, es “venerada desde hace siglos con fervor como signo de reconciliación” y los mexicanos “la invocan con nombres afectuosos y familiares como Rosa de México, Señora del Cielo, Virgen Negra, Madre de Tepeyac, Noble Indiecita”, declaró el Papa ante 600.000 mexicanos que asistieron a una misa el domingo en Silao.  Benedicto XVI, como su predecesor Juan Pablo II, tiene la convicción de que la figura de María, como mujer y madre, es accesible y puede acercar a los hombres al cristianismo, incluso a aquellos que recurren a la violencia y están muy alejados de la fe. Su culto puede mostrar que la religión cristiana no es desencarnada, puesto que por el contrario ella se encarna en una mujer. 
El culto mariano parece excesivo y extraño para muchos cristianos occidentales, que juzgan que tal vez los papas tienen tendencia a dar a la madre de Jesús un lugar equivalente a Cristo en su devoción. 
Pero para estos dos papas intelectuales, Juan Pablo II y Benedicto XVI, la Virgen es precisamente importante porque ella conduce a Jesús (“a Jesús por María”), y encarna diversas concepciones tradicionales atacadas hoy como ciertas visiones de la familia, la maternidad, la aceptación de la voluntad de Dios, mientras que la Iglesia está dirigida por hombres. 
Símbolo nacional por una parte, figura maternal por la otra: por estos dos aspectos Benedicto XVI estima que María puede ayudar a superar las brechas políticas en Cuba y la violencia del narcotráfico en México.