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Gadafi lanza contraofensiva y advierte: habrá miles de muertos si OTAN ataca

AFP

02 de marzo de 2011 04:30 PM

El líder libio Muamar al Gadafi atacó hoy miércoles por tierra y aire posiciones en manos de la rebelión en el este del país y avisó que habrá “miles de muertos” si la OTAN ataca a sus fuerzas, cuando dos buques de guerra estadounidenses entraban en el Mediterráneo. 
Un portavoz de la oposición libia llamó por su parte a la ONU a autorizar ataques aéreos contra las fuerzas de Gadafi. 
“Llamamos a las Naciones Unidas y a cualquier organismo internacional responsable a (autorizar) bombardeos contra las posiciones y los feudos de los mercenarios”, declaró el portavoz de los disidentes, Abdel Hafiz Ghoqa en Bengasi (bastión de la rebelión, 1.000 km al este de Trípoli). 
La oposición, que pasó de ser un movimiento insurreccional a formar un gobierno paralelo, pensaba hasta ahora que una intervención extranjera podía deslegitimar al movimiento. 
Desde El Cairo, la Liga Árabe afirmó que, pese a que se opone a una intervención militar, podría respaldar la imposición de una zona de exclusión aérea en Libia para evitar los ataque áereos contra civiles. 
Estados unidos y sus aliados europeos se hallan divididos sobre la conveniencia de una intervención de la OTAN y en particular sobre el cierre de espacio aéreo libio. 
“Creo que estamos lejos de tomar esa decisión”, advirtió la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton. 
Gadafi, de 68 años, en el poder desde 1969, pronunció en Trípoli un discurso en el que avisó que habrá miles de muertos en caso de intervención extranjera, insistió en que no se irá “nunca” del país y juró que sus fieles resistirán “hasta el último hombre y la última mujer”. 
“Miles de libios morirán en caso de intervención de Estados Unidos y la OTAN” en Libia, dijo el dirigente ante sus seguidores. 
“Gadafi no tiene función oficial para renunciar. Gadafi es un símbolo”, agregó el coronel cuyo único título es el de “Guía de la Revolución”, al conmemorar el 34 aniversario de la instauración de la “Jamahiriya” (“Estado de las Masas” Árabe, Popular y Socialista) ante un auditorio que lo ovacionaba. 
Gadafi agitó el espectro de la red islamista Al Qaida como responsable de la rebelión y amenazó con sustituir a las petroleras occidentales por compañías de China e India. 
Gadafi negó la existencia de manifestaciones en el país, a pesar de que los insurrectos controlan varias ciudades y regiones. 
Poco después, en Bengasi, una manifestación de cientos de libios enfurecidos quemó ejemplares del Libro Verde, el manifiesto político del dirigente Muamar al Gadafi, publicada en 1977. 
En el terreno, la oposición rechazó durante la noche una ofensiva de las tropas fieles a Gadafi con tanques y artillería pesada en Brega, 200 km al sudoeste de Bengasi, contaron habitantes del lugar.  
Los combates dejaron al menos una decena de muertos, según un balance provisorio efectuado a partir de testigos y fuentes médicas. Varios heridos de bala fueron trasladados a Ajdabiya, ciudad situada a unos 850 km al este de Trípoli y en la primera línea de la región oriental controlada por las fuerzas opositoras. 
La aviación de Gadafi bombardeó además un depósito de municiones cerca de Ajdabiya, al sur de Brega, indicó un testigo. Residentes de la zona aseguraron sin embargo que el blanco de los aviones era un cuartel tomado por la insurrección, a 3 km de la ciudad. 
Brega y Adjabiya son dos puntos estratégicos para cualquier plan de marcha sobre Trípoli. 
La represión dejó al menos mil muertos desde el inicio la rebelión, el 15 de febrero, según fuentes diplomáticas y organizaciones no gubernamentales. Según la Liga Libia de Derechos Humanos, el balance es de unos 6 mil muertos. 
Vestido con túnica beige y tocado con un turbante marrón, Gadafi llamó a la ONU a enviar una comisión de investigación “para aclarar las circunstancias en las que murieron civiles y policías” y negó que haya presos políticos. 
A raíz de los “ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil”, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) anunció desde París la suspensión de “toda cooperación con Libia”. 
Las grandes potencias no aflojan la presión para intentar obligar a Gadafi, petrechado en la capital, a dejar el poder. 
Dos buques de guerra estadounidenses -el portahelicópteros “USS Kearsarge” y el portaaviones “USS Entreprise”- entraron en el Mediterráneo para posicionarse frente a las costas libias. 
La comunidad internacional busca una respuesta al éxodo masivo de personas que huyen del conflicto. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pidió el envío de centenares de aviones para evacuar a la multitud que se agolpa en la frontera con Túnez. 
Francia decidió enviar a Libia un portahelicópteros para participar en las evacuaciones de trabajadores egipcios, en el marco de las medidas decididas por la Unión Europea.  
Una fragata británica partió de Gibraltar en dirección de Libia con material médico, Italia anunció el envío de barcos “en 24 a 48 horas” y España el de un avión a la frontera entre Túnez y Libia con ayuda humanitaria.

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