Honduras ingresó en alerta máxima, con movilizaciones de tropas y prohibición a aviones presidenciales de otros países de ingresar a su espacio aéreo, en respuesta a la promesa del derrocado presidente Manuel Zelaya de regresar hoy a su país. “Está prohibido que aterrice la aeronave que conduzca al ex presidente (Manuel Zelaya), independientemente de quien venga y de la aeronave que sea”, dijo el canciller Enrique Ortez a una radio local. La decisión ocurre luego de que la Organización de Estados Americanos (OEA) suspendiera al país centroamericano en aplicación de la carta democrática interamericana por su negativa a restablecer el orden constitucional, en la primera medida de este tipo 47 años después de que lo hiciera con Cuba. El mandatario hondureño destituido aseguró que hoy regresará a su país a partir de las 13H00 (19H00 GMT), pese a las recomendaciones de varios países de que retrase el viaje por razones de seguridad, una semana después del golpe de Estado que lo depuso y envió al extranjero. Honduras vive “un régimen del terror que está vivo. Fueron seis días de represión que ha vivido el pueblo. El pueblo ha sufrido”, afirmó Zelaya en Washington ante el pleno de la OEA. Los miembros de la OEA tenían prevista una reunión este domingo para ultimar los planes del viaje y las personas que iban a acompañar al presidente. La resolución de la OEA insta además a los “Estados miembros de la OEA y las organizaciones internacionales a revisar sus relaciones con Honduras”, lo que aísla aún más al régimen liderado por Roberto Micheletti. El aeropuerto de Toncontin, en la capital hondureña, estaba tomado por las fuerzas de seguridad y su tráfico reducido después del anuncio de varias aerolíneas de suspender los vuelos al país centroamericano, constató un periodista de la AFP. En Tegucigalpa, miles de personas, procedentes de todos los departamentos del país, se preparaban para dirigirse al aeropuerto a dar la bienvenida a Zelaya. “Haremos resistencia hasta que llegue” el presidente, “el único en la historia que nos ha escuchado”, declaró a la AFP Gerardo Mejía, uno de los líderes sociales. Zelaya se arriesga a ser detenido en cuanto ponga un pie en Honduras. La Fiscalía lo acusa de 18 delitos, entre ellos, el de traición a la patria. El secretario general del organismo, el chileno José Miguel Insulza, que el viernes estuvo en Honduras, advirtió que la vuelta de Zelaya es “riesgosa”. “Pienso que hay riesgos, por supuesto. Si me pregunta si será un regreso seguro, por supuesto que no”, señaló. Mientras la comunidad internacional ha cerrado filas en torno al presidente depuesto, la sociedad hondureña se encuentra polarizada y profundamente dividida. La Iglesia Católica hondureña, a través de su cardenal Oscar Andrés Rodríguez, apoyó al gobierno de facto y recomendó a Zelaya que no regrese para “evitar un baño de sangre”. “Sé que usted ama la vida, sé que usted respeta la vida, hasta el día de hoy no ha muerto un solo hondureño, por favor medite porque después sería demasiado tarde”, instó el cardenal. El presidente elegido por el Congreso Nacional, Roberto Micheletti, ha dejado claro que Zelaya “nunca” será restituido en el poder y garantizó que el 29 de noviembre se realizarán las elecciones generales previstas y el 27 de enero entregará el mando al vencedor.
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Honduras en alerta máxima ante retorno de Zelaya
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