El nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) sobre Irán, que se espera el jueves o el viernes, va a revelar cómo Teherán sigue extendiendo su programa nuclear, a pesar de la imposición de sanciones internacionales sin precedentes, según diplomáticos.
En momentos en que Irán trata de mejorar su imagen internacional al acoger el 30 y 31 de agosto la Cumbre de los países No Alineados, el informe debería mostrar que el país aumentó de nuevo su capacidad de enriquecimiento de uranio, objeto de su conflicto con las grandes potencias e Israel.
El uranio enriquecido se usa en la producción de electricidad o de isótopos médicos, que sirven para diagnosticar algunos cánceres, pero purificados hasta el 90%, sirve para la fabricación del arma atómica.
“No abandonaremos nuestro derecho al enriquecimiento, que es el de todas las naciones”, volvió a decir el martes Alí Asghar Soltanieh, embajador iraní ante la AIEA.
Como firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), Irán debe someter sus instalaciones nucleares a la verificación de la agencia y puede también reivindicar el derecho a enriquecerse.
Pero los occidentales e Israel sospechan que Teherán busca, bajo la cubierta de su programa civil, desarrollar el arma nuclear, algo que Irán desmiente.
En más de ocho años de investigación, la AIEA sigue sin poder determinar con certeza si el programa es puramente pacífico, debido según ella a la falta de cooperación de Irán.
Cada nuevo informe de la AIEA muestra cómo el país sigue su enriquecimiento a pesar de las sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y cómo extiende su programa. El nuevo no será una excepción, a pesar de la puesta en marcha reciente de nuevas sanciones de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos sobre las exportaciones petroleras iraníes.
Según los diplomáticos interrogados por la AFP, el documento debería mostrar que Irán instaló unas 350 nuevas centrifugadoras para enriquecer el uranio en sus instalaciones subterráneas de Fordo (centro).
En su anterior informe, la AIEA precisó que Fordo disponía de más de 1.000 centrifugadoras, de las cuales 700 estaban en producción. Irán informó a la AIEA que contaba instalar 3.000 en Fordo, escondido tras una montaña y difícil de atacar, y trasferir en las instalaciones su enriquecimiento de uranio al 20%.
En las instalaciones de Natanz, cerca de Teherán, dispone de unas 9.000 centrifugadoras.
En un documento, que será entregado a las delegaciones de los países miembros de la AIEA, el director general Yukiya Amano debería también llamarle la atención a la República Islámica por presunta “limpieza” de la base militar de Parchin, cerca de Teherán.
En su informe de noviembre, debería presentar por primera vez elementos que indican que el país había trabajado en la puesta a punto del arma atómica antes de 2003 y quizás más tarde. Irán había rechazado esas aserciones y considerado que el informe estaba falsificado y politizado.
Entre estos elementos figuraban el descubrimiento en Parchin de un contenedor que podría haber servido a realizar pruebas de explosión convencional aplicables al nuclear. Desde entonces la agencia quiere verificar en el lugar, pero Irán le ha negado la entrada.
En su último informe, la AIEA había apuntado a actividades no habituales en el lugar, susceptibles de “trabar” sus verificaciones.
La AIEA podría ir más allá en su nuevo informe y declarar que una visita al lugar ahora carece de objetivo, subrayan los diplomáticos, lo cual daría claramente a entender que Irán ha borrado toda huella sospechosa.
El viernes, una reunión entre la agencia e Irán, con el objetivo de entenderse sobre un plan de verificación para los inspectores de la AIEA sobre puntos señalados por la agencia en el informe de noviembre, han fracasado, al igual que encuentros anteriores de este año sobre el tema.
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Informe de la AIEA demostrará que Irán aumenta su capacidad nuclear
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