27 de agosto de 2016: El joven de 30 años, llamado Oliver Dearlove, disfrutaba de una noche de fiesta con sus amigos en un bar de Londres. Todo transcurría de forma normal hasta que Dearlove se acercó a un grupo de mujeres y entabló una conversación con ellas.
Según contó un amigo, “Oliver Dearlove conversaba con las mujeres y una de ellas hasta le mostraba las fotos de su bebé”. En cuestión de minutos, un hombre se acercó a Oliver en actitud desafiante y le preguntó qué estaba pasando.
Oliver, quien se desempeñaba como empleado bancario, no le prestó atención a la pregunta y fue en ese momento cuando recibió un puñetazo en la cabeza. “No entendimos por qué lo golpeó, todo pasó muy rápido", contó Andrew Cook, uno de los amigos de Dearlove.
Un día después, el joven murió como consecuencia de ese golpe.
23 de febrero de 2017. Ayer, Trevor Timon, un yesero desempleado de 31 años fue absuelto de los cargos de homicidio doloso, pero enfrentará varios años de prisión por homicidio involuntario.
Pero lo que alarma a la capital de Inglaterra es que no es el primer caso que se presenta de una persona que muere de un puñetazo.
“Un golpe en la cabeza puede ser fatal”
En entrevista con la BBC, Duncan Bew, cirujano traumatólogo en el Hospital King's College de Londres explicó: "La gente suele darle mucha importancia a las lesiones penetrantes, pero en realidad golpear a alguien en la cabeza puede ser igual de letal".
El investigador señaló que las muertes por un solo golpe tienden a suceder por tres razones: Muchas veces el golpe en sí mismo causa un daño fatal al cerebro. En otras ocasiones, provoca una respuesta fisiológica donde la persona deja de respirar y el cerebro se queda sin oxígeno y en otros casos, el puñetazo puede hacer que la víctima pierda el conocimiento y golpee su cabeza sobre una superficie dura.
“El impacto es similar a ser golpeado desde arriba de la cabeza con un bloque de concreto”, sostuvo Bew.
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