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La de 2012 será la elección más costosa en la historia en EE.UU.

COLPRENSA

04 de noviembre de 2012 12:14 PM

Mil millones de dólares. Nunca antes en la historia de los Estados Unidos una campaña presidencial había recaudado tanto dinero. De acuerdo con la información divulgada por la Comisión Federal para las Elecciones, la campaña por la reelección de Barack Obama sobrepasó esta cifra en octubre, dejando muy atrás el récord que había registrado cuatro años atrás, cuando la candidatura que lo condujo a la Casa Blanca reunió más de US$740 millones, duplicando los fondos recaudados por su rival, el republicano John McCain.
En aquella ocasión, el equipo de campaña del entonces senador por Illinois implementó una estrategia que integraba las aplicaciones de las redes sociales al sistema tradicional de recaudación de fondos, revolucionando la manera como se abordaba la financiación de las campañas políticas. Si antes la atención de la campaña se concentraba exclusivamente en recoger cuantiosas donaciones de algunos personajes prominentes, a partir del 2008 se abrió la posibilidad de recaudar pequeños aportes provenientes de un universo mucho mayor de personas, conectadas con la campaña a través de las redes sociales.
De esta manera, el candidato podía recurrir al mismo grupo de donantes en varias oportunidades, sin que éstos alcanzaran el límite formal para las donaciones individuales, que según la regulación federal es de US$2.500. Según los datos dados a conocer por la campaña de Obama, más de tres millones de personas contribuyeron en su financiación, y casi la mitad de los aportes fueron de sumas muy inferiores a los US$200.
Pero lo que hace cuatro años fue una revolución, hoy en día es el modelo de funcionamiento estándar, y la enorme ventaja que los demócratas tuvieron sobre los republicanos en términos de fondos de campaña ha desaparecido. En efecto, la campaña de Romney ha recaudado un total de US$950 millones, y también está en camino de sobrepasar la barrera de los mil millones de dólares.
De hecho, según ha informado el Instituto de la Financiación de Campañas (Campaign Finance Institute), el candidato republicano recaudó 111 millones de dólares durante la primera quincena de octubre, superando los 90 millones de dólares recogidos por la campaña del Presidente. Algo que pone en evidencia hasta qué punto el partido de oposición ha implementado las enseñanzas de 2008.

FALLO QUE CAMBIÓ LA FINANCIACIÓN
La gran novedad de las presidenciales de 2012, respecto de las anteriores, es que estas son las primeras que se disputan desde la entrada en vigencia del fallo de la Corte Suprema de Justicia conocido como ‘Citizens United’.
Ese fallo determinó que el derecho a la libre expresión no solo aplicaba para los seres humanos sino también para las corporaciones, y permitió que a través de estos grupos se pudieran introducir recursos en las campañas sin las restricciones estipuladas en las leyes electorales.
“Si bien los costos de las campañas políticas vienen aumentando año a año, el fallo de ‘Citizens United’ ha abierto la compuerta para que grupos externos participen en los procesos electorales con cantidades ilimitadas de dinero, sin necesidad de revelar de dónde provienen esos recursos”, explica Paul Herrnson, director de Centro de Estudios Políticos de la Universidad de Maryland.
Herrnson se refiere a los PAC y Super PAC (Comités de Acción Política) que se han multiplicado desde que se diera a conocer el fallo en 2010.
A juzgar por las cifras del Centro por una Política Responsable, el impacto de este fallo en la estructura financiera de las campañas es indudable.
Mientras en el 2008 este tipo de grupos invirtió algo más de US$150 millones en la campaña, en el 2012 el total se disparó por encima de los US$900 millones, de los cuales más de US$700 millones provino de grupos afines al Partido Republicano.
“Con este fallo”, sugiere Herrnson, “la Corte Suprema de Justicia le ha dado el control del mensaje de las campañas políticas a este tipo de grupos externos, quitándoselo a los candidatos”. Para el analista de la Universidad de Maryland, estos cambios “tendrán efectos indeseables en el proceso político de los Estados Unidos, una República federal que está cada vez más definida por las fuerzas de la economía postcapitalista”.
Para ilustrar la dimensión del aumento en los costos de las campañas presidenciales basta recordar que la reelección de Bill Clinton en 1996 costó US$42 millones, mientras que su rival, el republicano Bod Dole, gastó US$44 millones. Casi 25 veces menos de lo que los dos principales candidatos presidenciales invertirán en 2012. De hecho, el presupuesto de uno de los Super PACs involucrados en el presente proceso electoral, Americans For Prosperity, es mayor al de toda la campaña de reelección del entonces presidente Clinton.
Se estima que tan solo en el estado de Ohio, cada una de las campañas invirtió más de US$30 millones en publicidad política durante la semana previa a las elecciones. El número de comerciales que se han emitido en este estado es de tal magnitud que, según la revista The Atlantic, verlos todos uno detrás del otro tomaría 80 días seguidos.
Steven Law, director de los Super PAC American Crossroads y Crossroads GPS (que han invertido más de US$160 millones en anuncios publicitarios), asegura que entidades como la suya “han contribuido a poner algunos temas sobre la mesa”, pero matiza que a medida que se aproxima la fecha de las elecciones “han dejado de ser los líderes del mercado”, puesto que las campañas de los candidatos intensifican sus gastos publicitarios.
Uno de los casos más representativos de esta nueva era en la financiación de las campañas es el del magnate de los casinos Sheldon Adelson, quien según el Centro por la Integridad Pública ha contribuido con más de US$53 millones de su fortuna personal (estimada en US$20.000 millones) a diferentes Súper PACs durante este ciclo electoral.
Sin embargo, la efectividad de sus millonarias inversiones aún está por verse, pues si bien Adelson ha sido el individuo que más contribuciones ha hecho, también es uno de los que peor ha escogido en dónde pone su dinero.
En efecto, durante las primarias republicanas, el dueño de la corporación Las Vegas Sands, le donó más de US$20 millones a la candidatura de Newt Gingrich, cuando era evidente que Mitt Romney sería quien ganaría la nominación.
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