El sacerdote católico Julio César Alvarez fue encontrado el jueves asfixiado con un trapo en la boca y ataduras en las manos y pies dentro de la casa parroquial en donde habitaba en el este de Paraguay.
El comisario Eligio Insaurralde, jefe policial del departamento Guairá, dijo a los periodistas que los forenses diagnosticaron la muerte por asfixia del religioso.
“Aparentemente, el homicidio fue con fines de robo porque desapareció su computadora portátil y otras pertenencias. Sabiamos que el sacerdote, de 50 años, tenía el título de monseñor honorífico porque supuestamente estaba próximo a ser consagrado como obispo”, comentó Insaurralde.
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