“No es tan grave financiación de la universidad pública”

Desde hace dos semanas el tema de cómo se financiarán las universidades públicas se convirtió en el centro de interés del Gobierno y la comunidad académica. Las partes parecen no estar de acuerdo ni con las cifras, ni con los mecanismos para inyectarle nuevos recursos a la educación superior. Aprobada la Ley de Presupuesto, en la que $160 mil millones fueron adicionados al rubro destinado para las universidades públicas en el año 2010, se escuchan todavía voces de inconformidad por la forma como se distribuirán los recursos. La ministra de Educación, Cecilia María Vélez White, explica que la reasignación de presupuesto se debe a un interés por incluir a las universidades regionales, y que no existe motivo para alarmarse frente a la situación financiera de las universidades públicas. La Ministra hace un balance de la situación de las universidades públicas en el país. ¿Hay un problema de financiación de la universidad pública? –“No creo que estemos en un problema tan grave de financiación de la universidad pública. Hay diferencias en apreciaciones y en cifras. Las universidades requieren más recursos, pero también hay que cambiar las reglas de juego de cómo se distribuyen los recursos para las universidades. Pero hay preocupación porque hay algunas universidades que estén quebradas. En general todas están muy bien, salvo la UPTC de Boyacá y la Universidad de Pamplona (Norte de Santander). En la UPTC descubrimos que había unos manejos administrativos complicados, la estamos estabilizando, le estamos dando unos recursos adicionales, porque esa realmente sí tuvo problemas financieros. En la Universidad de Pamplona explotó un lío por denuncias de malos manejos. La estamos interviniendo. Comenzó con un déficit de $54 mil millones y ahora tiene uno de $14 mil millones”. ¿En general las finanzas de las universidades públicas están bien, o no? –“Es distinto, creo que las que están por debajo del promedio per cápita (ingreso por estudiante) las vamos a atender, pero eso no quiere decir que estén mal. Hay unas que están por debajo del per cápita y son muy bien administradas, no tienen problemas críticos. A nosotros nos gustaría saber si los rendimientos que efectivamente tiene la Universidad Nacional por las inversiones que hace cada año, que son $39 mil millones, son plata paralizada o si está en proyectos. Se está volviendo una costumbre de la Universidad dejar paralizados recursos. Esta polémica plantea un problema de fondo: ¿Colombia está en un punto competitivo en formación en la Universidad Pública? Para países de subdesarrollo sí, pero creo que se necesita mejorar mucho para ser competitivos. Sé que las universidades necesitan más plata, pero el problema es para qué. En el caso específico de la Nacional nosotros tenemos, más que certezas, oscuridades sobre cómo son sus rubros y la Universidad sí es autónoma, pero también es pública y tiene que dar cuentas de los recursos, no solo de los que le pasa el Estado, sino de los que recoge por matrícula y de los que se gana, por ejemplo en las consultorías”. Otra discusión que se ha destapado es sobre el verdadero nivel de la universidad pública con respecto a la privada. Las universidades privadas están en presupuestos equivalentes al de la Universidad Nacional, por ejemplo. Incluso, hay universidades privadas buenas que están en 12 millones por alumno. La Nacional está en 19 millones. En ingresos estamos parejos con la universidad privada. ORDEN PÚBLICO EN LAS ‘U’ ¿Usted ha admitido que debe reformarse parte de la Ley 30 de 1992 (que organiza el servicio público de la educación superior). ¿Qué debe cambiar allí? –“El Artículo 86, que habla del aporte a las universidades. La Ley 30 ha sido muy buena, les ha dado a las universidades una estabilidad, pero los nuevos recursos se deben distribuir con otras normas de juego, y es lo que pensamos que debe hacer el Congreso, mirar cómo se van a distribuir en adelante los crecimientos. Los episodios de protesta en la Nacional de Bogotá y en la Universidad de Antioquia, también sacudieron las diferencias acerca de la conveniencia o no del ingreso de la Fuerza Pública a los campus. Esa fue una discusión que tuvimos hace un año; se había planteado que la Fuerza Pública entraría sólo cuando dijeran los rectores, pero ellos se sintieron entre la espada y la pared. La decisión que tomó el Presidente fue que él asumiría la responsabilidad de decir que cuando hubiera disturbios o alteración del orden público entrara la Policía. En un problema de orden público no puede haber extraterritorialidad y la seguridad se le tiene que garantizar a los muchachos si están o no dentro de la universidad. Esa fue la decisión que se tomó, aunque obviamente genera una gran discusión”.