Barack Obama ejerció el lunes su peso político ante representantes de casi 200 gobiernos reunidos en la cumbre climática de Glasgow, al exhortarlos a ser más ambiciosos en la reducción de emisiones y a lidiar con el daño que causan.
La cumbre climática en Glasgow, Escocia, es la primera en la que participa el expresidente de Estados Unidos desde que ayudó a lograr el triunfante acuerdo climático de París en 2015, cuando las naciones se comprometieron a reducir las emisiones por combustibles fósiles y agricultura lo suficientemente rápido para mantener el calentamiento de la Tierra por debajo de niveles catastróficos.
Desde entonces, las cumbres climáticas han sido menos decisivas, sobre todo cuando Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, se salió del acuerdo de París. El presidente Joe Biden, poco después de asumir el cargo, se volvió a unir.
La aparición de Obama al margen de las conversaciones tiene el objetivo de recordar a los gobiernos el entusiasmo que rodeó al notable acuerdo de París y exhortarles a tomar más medidas concretas e inmediatas para poner en acción el pacto.
“Todos nosotros tenemos una parte que jugar, todos nosotros tenemos trabajo por hacer, todos nosotros tenemos que hacer sacrificios” en el clima, dijo Obama el lunes durante una sesión de naciones isleñas en el Pacífico, incluidas algunas cuya existencia se ve amenazada por los niveles oceánicos crecientes conforme la Tierra se calienta.
“Pero aquellos que vivimos en los países ricos, aquellos que ayudamos a precipitar el problema” del calentamiento global, “tenemos una responsabilidad adicional”, agregó.
El lunes, Obama también tenía previsto hablar a un bloque de naciones que presionan para lograr compromisos más sólidos y rápidos, y participar en una mesa redonda de líderes jóvenes de fundaciones, empresas, investigación y defensa centrados en el clima.
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